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Reportaje:

Una desentubación sospechosa

Un juez de EE UU apoya la petición de un marido para que cese la alimentación artificial de su esposa en contra de la familia

Los padres de Theresa Schiavo dicen que su marido la quiere matar por dinero, pero esta semana un juez de Florida (EE UU) ha fallado que es por amor y le ha autorizado a que la desconecte de los tubos que la alimentan desde que entró en un aparente estado de semicoma hace 11 años. Si los tribunales no intervienen, Michael Schiavo tiene permiso para dejarla morir de hambre a partir del 28 de agosto. Los padres, desesperados porque ven cómo su hija es capaz de llorar y reír, recurrieron ayer de nuevo a la justicia, pero sin demasiadas esperanzas después de que incluso el Tribunal Supremo rehusara revisar su caso.

'La quiere matar para cobrar la herencia de más de 700.000 dólares (unos 150 millones de pesetas), decía ayer a EL PAÍS entre sollozos el padre, Robert Schindler. 'Mi hija nos responde cuando la hablamos, pero el juez ha ignorado diez informes médicos que certifican que no está en coma y se puede rehabilitar', añadía.

La batalla legal comenzó en 1993, meses después de que el marido ganara una demanda por negligencia médica a nombre de Terri unos 200 millones de pesetas, en un juzgado de San Petersburgo (Florida), donde reside la familia. Terri llevaba tres años en estado semivegetativo tras sufrir un ataque de corazón a los 25 años, provocado por un desequilibrio de potasio ocurrido cuando hacía una dieta de adelgazamiento.

Ante el juez que le concedió la indemnización, según consta en el sumario, Michael Schiavo testificó que necesitaba el dinero para pagar la rehabilitación de Terri.'Me casé con ella en la salud y en la enfermedad y la cuidaré hasta el final'. Pero cuando ya tuvo el dinero en el bolsillo ordenó al hospital que no le prolongara la vida ni la rehabilitara, e incluso pidió que le retiraran los antibióticos que le estaban administrando para curar una infección del riñón a lo que se negaron los médicos por considerarlo ilegal.

Los padres lograron enterarse de este cambio de actitud a pesar de que él les prohibió desde entonces acceder al historial médico, tomar decisiones e incluso visitar a su hija. Robert y Mary Schindler se vieron impotentes porque el yerno era legalmente el custodio de su hija y tuvieron que recurrir a la justicia en lo que se ha acabado convirtiendo en la mayor pesadilla de su vida. Y en su ruina económica.

Michael Schiavo, que para entonces vivía con otra mujer, cambió su testimonio anterior asegurando que Terri le había dado un 'testamento oral' pidiéndole que nunca permitiera que la mantuvieran artificialmente viva. Después de muchas vueltas en los tribunales, el caso llegó a juicio en el año 2000.

El juez que presidió la causa, George Greer, aceptó como válido el 'testamento oral', descartó que la motivación de Schiavo fuera la herencia, desestimó como prueba los certificados de nueve neurólogos que contradicen al médico presentado por el marido de Terri y ordenó que le desconectaran los tubos a la paciente. El pasado 24 de abril se hizo efectiva la orden, pero dos días después otro juez detuvo el proceso al considerar el testimonio de la primera novia de Schiavo, Cindy Shook, (ahora vive con otra, según él mismo ha admitido) que declaró bajo juramento que él le confesó haber inventado el 'testimonio oral'.

El Congreso de Florida solicitó el jueves al juzgado de San Petersburg que le retiren la custodia a Schiavo porque 'es ilegal que mantenga vínculos económicos con la persona que custodia'.

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