Los dineros de la Iglesia

Estos días leo con atención, aunque sin entender mucho, el asunto de Gescartera. Digo sin entender mucho porque estas cosas de la Bolsa son para mentes más preclaras que la mía y, desde luego, para gentes con unos intereses que no comparto en absoluto. En todo caso, lo siento por los pequeños inversores que hayan perdido sus ahorros por meterse en semejante cueva de Alí Babá. Que la Armada y la Guardia Civil también hayan perdido dinero en tales tejemanejes tiene su miga. Pero lo que verdaderamente me llena de regocijo es que se hayan evaporado los millones de la Iglesia, de los salesianos de Sevilla y de los arzobispados de Astorga y Valladolid. Espero que Dios, en su infinita sabiduría, permita que no aparezcan jamás tales millones y que por ese medio o por otro cualquiera expulse a todos los mercaderes que habitan en su templo. Ruego por ello (aun siendo un ateo convencido).