El día del 'currante' en Villarrubia de los Ojos
El 4 de agosto se ha convertido, desde hace dos años, en una fecha especial en el municipio de Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real). Este domingo el ayuntamiento celebra el día del obrero, el empleado que de lunes a viernes tiene que recorrer 152 kilómetros para trabajar en Madrid.
El festejo tiene una sólida razón: de los 9.539 habitantes del municipio, unos 2.000, según datos del Consistorio, se trasladan todos los días a Madrid para trabajar. La mayoría lo hace en la construcción, un sector al que se han dedicado hasta tres generaciones de familias residentes en esa región. Los trabajadores parten a las 4.30 de la madrugada y suelen llegar a sus casas a las nueve de la noche. 'Es una actividad dura, pero no hay otra', señala un portavoz del Consistorio.
Es tal la importancia de este colectivo que el Ayuntamiento decidió subvencionar parte del transporte de los trabajadores, sobre todo porque en muchos de los casos las empresas -casi siempre subcontratas-, no incluyen el traslado a Madrid.
Villarrubia de los Ojos es, sin exagerar, uno de los pueblos que más trabajadores aporta diariamente a Madrid. Los indicadores económicos revelan, según el Ayuntamiento, que buena parte de los ingresos del municipio se derivan del sector de la construcción.
Un monumento
'Cuando empezó el boom de la construcción, a finales de los años 60 y 70, empezaron a incorporarse los vecinos a ese tipo de trabajo. Hubo una época en la que salían cada día hasta 30 autobuses con trabajadores que se desplazaban a Madrid. Ahora ha variado, pero la cifra sigue siendo elevada. Aproximadamente salen todos los días unos 16 vehículos que transportan obreros. Aparte de los que lo hacen por su propia cuenta o en furgonetas', cuenta un portavoz de la agencia de desarrollo local de Villarrubia de los Ojos.
La celebración del próximo domingo, pues, no resulta extraña. Los actos se llevan a cabo en un local del pueblo, muy cerca del lugar donde se halla un monumento a los trabajadores villarubieros que se tienen que ganar la vida en Madrid. La obra es de Valentín Rodríguez, un vecino del pueblo que, tras muchos años de trabajo en la capital madrileña y de largos desplazamientos, montó su propia empresa. Este año el único incidente para lamentar es que el pasado martes, precisamente cuando regresaban de Madrid en una furgoneta, tres trabajadores del pueblo sufrieron un aparatoso accidente. Los tres se encuentran hospitalizados. Uno de ellos es de nacionalidad rumana.
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