El modelo de 'ciudad dispersa' se impone en el urbanismo europeo

El curso La arquitectura en la edad del espectáculo. Diez propuestas para el siglo XXI permitió a Fernández-Galiano, catedrático de Proyectos Arquitectónicos de la Escuela de Madrid, repasar '10 recetas diferentes de renovación urbana, 10 modelos de hacer arquitectura y hacer ciudad que sirven de ejemplo de lo que está pasando en el mundo'. Dividió los 10 modelos en parejas contrapuestas e ilustró cada sesión con 100 diapositivas. En total, 1.000 imágenes y unas 25 horas de clase, que enseñaron a los 113 alumnos del curso qué caminos están escogiendo para crecer ciudades de los cinco continentes.

La primera ciudad analizada por Fernández-Galiano fue Berlín, bandera de 'la nueva simplicidad', aunque con excepciones, como el Reichstag de Foster o el Museo Judío de Libeskind. El catedrático explicó que la capital alemana apuesta por 'extenderse de forma simple y natural, sin inventar nada'.

El modelo opuesto a Berlín lo representa el efecto Bilbao, que consiste en confiar la renovación de la ciudad a la construcción de edificios emblemáticos, 'como el Guggemheim de Gehry, el Palacio de Congresos y de la Música Euskalduna, la ampliación del aeropuerto o las bocas de metro de Foster'.

El catedrático explicó que, pese a suponer más una modificación simbólica que una verdadera transformación física de la ciudad, como ocurre en Berlín, la percepción del efecto Bilbao ha conseguido apagar el fulgor urbanístico de la Barcelona olímpica, ha suscitado el elogio unánime y ha provocado en todo el mundo 'el fenómeno casi patológico de que todos los alcaldes quieren construir un edificio emblemático'. El segundo binomio analizado fue el que encarnan dos escuelas de vanguardia antagónicas de referencia en Europa. Por un lado, la holandesa de Rem Koolhaas (premio Pritzker 2000), establecido en Rotterdam, que 'rara vez construye con calidad, pero crea imágenes arrolladoras'. Por otro, la escuela suiza de Jacques Herzog y Pierre de Meuron (premio Pritzker 2001), con sede en Basilea, 'polo de referencia arcaizante, próximo al paisaje natural y al mundo del arte'.

La oposición entre 'las geometrías francesas y las ingenierías británicas' protagonizó el tercer día del curso. Jean Nouvel, por París, y Norman Foster, por Londres, fueron los modelos a analizar. París, como arquitectura 'inmaterial y mediática' que se alimenta de la cultura de los medios de comunicación, de la escenografía del cine, las discotecas, la televisión, la moda o el cómic. Londres, como paradigma de las 'construcciones high-tech', elegantes y sofisticadas tecnológicamente.

En la cuarta sesión del curso, Fernández-Galiano contrapuso dos modelos diferentes de 'la ciudad como acontecimiento', las olímpicas Barcelona y Sydney, a dos prototipos de 'territorio informe', Lagos y Hong Kong. A partir de fechas señaladas, Barcelona hizo una 'remodelación a la europea' y Sydney se convirtió en emblema de 'ciudad ecológica', sin necesidad de invertir en infraestructuras desarrollistas.