Iberia evita una indemnización al pedir perdón en un juicio
A veces un pequeño saludo, un 'te quiero' o un 'perdona' es más que suficiente. Y aunque parezca raro, funciona incluso en los juzgados y aunque la demandada se llame Iberia y tenga este verano tan mala prensa. Ocurrió en el Juzgado de Primera Instancia número 9 de Bilbao. Un usuario de las líneas aéreas Iberia acudió puntual a primera hora de la mañana del 7 de marzo pasado a Barajas con la intención de coger un avión a las 6,50 para trasladarse a Bilbao y comenzar su jornada laboral. El avión debió aterrizar a las 7,45, pero el tren de aterrizaje del aparato no se abrió en la pista bilbaína hasta las 10,15, dos horas y media más tarde de lo previsto.
En la única comunicación oficial, justo antes de despegar, el comandante de la aeronave explicó que 'debido al insuficiente número de tripulante de guardia, se había tenido que esperar a otro avión procedente de Barcelona para completarla e iniciar el vuelo'.
El caso podría haberse quedado en la mera estadística de retrasos de la compañía. Pero el tiempo, en algunas profesiones (en casi todas, en realidad) es vital. Hay reuniones que no entienden de demoras y programas de radio que no pueden esperar. Era el caso de uno de los usuario del avión de Iberia VueloIB-432 procedente de Madrid con destino Bilbao. Echando cuentas, el retraso le había salido una cifra de seis dígitos. En concreto, 147.500 pesetas.
Y redactó una demanda en toda regla para que Iberia se enfrentara en los tribunales con uno de los males de las compañías aéreas, los retrasos.
El incidente llegó a juicio y el afectado no vio el rostro habitual de la compañía: sus azafatas, en el mayor de los casos, o los pilotos, ahora tan de boca en boca entre la población. Enfrente estaba el aparato legal de Iberia, sus abogados. No las tenían todas consigo, pero estaban preparados para intentar ahorrar a la compañía otra indemnización. Y, antes que nada, se plegaron ante el demandante pidiendo 'disculpas por los perjuicio que le hubiera ocasionado el retraso'. Y funcionó. El afectado renunció a la demanda y la juez absolvió a Iberia, sin imponer las costas a ninguna de las partes al no haberse promovido la causa con temeridad o mala fe.
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