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Cantabria organiza unos nuevos encuentros de música y academia

El Festival de Santander celebra 50 años

La región de Cantabria, que celebra este año las bodas de oro del Festival Internacional de Santander y el centenario de su ilustre compositor Arturo Dúo Vital, irrumpe durante el mes de julio, con los nuevos encuentros de música y academia, la más reciente empresa cultural y educativa organizada por Paloma O'Shea, la Fundación Albéniz y la Escuela Superior de Música Reina Sofía.

Hemos sabido cómo los festivales musicales europeos, cuyo apogeo comienza en la década de los cincuenta, necesitaron pronto la compañía de cursos y lecciones magistrales; después de medio siglo, parece que son los cursos quienes sienten la necesidad de abrirse en festivales. Una vez más, Paloma O'Shea instala en España su proyecto, lo lanza con fuerza sobre el estilo de su país adoptivo y consigue las asistencias precisas, empezando por el Gobierno de Cantabria. En realidad, los encuentros vienen a coronar la primera década de la Escuela Reina Sofía, y prolongan la larga estela del concurso y los cursos internacionales. Son, entonces, algo así como 'el nacimiento de un encuentro veterano', por decirlo con palabras de mi joven colega Moral Álvarez.

Más que esplendor, se persigue en el proyecto utilidad y ninguna será mejor que la compañía de profesores y alumnos muy seleccionados para hacer música de cámara, con belleza, rigor y magisterio y desde el espíritu que mejor la significa: colaboración, diálogo, atenta escucha al otro y comunicación con un público activo.

Y así tenemos, durante un mes, la inundación musical de Cantabria en su capital, sus ciudades y sus pequeñas villas, pero sobre todo en las dos salas del Palacio de Festivales y en el nuevo conservatorio Jesús de Monasterio, a un grupo excelentísimo de consumados maestros: el violinista Bron, el viola Caussé, el flautista santanderino Jaime Martín, el oboe Schellenberger, el clarinete Paul Meyer, el fagot Thunemann, el trompa Vlatkovic, el pianista Bashkirov, el contrabajista García Araque, la maestra Teresa Berganza y los preparadores y directores de conjunto Walter Levin, Antonello Farulli, Christian Ivaldi, Natalia Shakhovskaya y algunos más, nombres todos que cualquier persona medianamente informada en música conoce y aprecia.

Bastaría escuchar un programa como el del pasado día 18 para medir con justeza el interés y la consistencia artística y pedagógica de los encuentros; un grupo de jóvenes instrumentistas de viento, al lado de sus maestros, dieron lecciones preciosas de técnica y estilo en dos octetos de Mozart, una serenata -sexteto-, de Leos Janacek y un noneto de Bohuslav Martinu, pentagramas poco frecuentes, sobre todo en el caso de los dos autores checos.

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