Aceite
El olivar andaluz, en la dos últimas semanas, ha recibido dos golpes muy duros. La primera, que apenas ha tenido repercusión, ha sido la prórroga de la OCM del aceite por tres años acordada por la Unión Europea, y la segunda, la retirada del mercado del aceite de orujo de aceituna. La primera, a juicio del sector, puede significar la muerte del olivar tradicional. Las rentas de los olivareros tradicionales pasarán a los que están especulando con olivar intensivo. En Andalucía hay más de 200.000 explotaciones pequeñas y medianas que se verán afectadas. De cerrarse la campaña actual con una producción nacional de aceite por encima del millón de toneladas, la penalización será del 30% y una ayuda penalizada entre 150 y 155 pesetas kilogramo.
Y si no es halagüeño el futuro del olivar por la actitud de la UE, no debidamente defendido por el Gobierno español, no menos preocupante es la situación generalizada por el tremendo escándalo y alarma generada por el aceite de orujo, retirado de los mercados por una toxicidad sobre la que aún siguen existiendo dudas razonables y sin que haya unanimidad en las acciones a seguir. Decir a estas alturas que Celia Villalobos y Arias Cañete son como el aceite y el agua no es más que una perogrullada. El ministro Lucas está llamado a coordinar lo que ya es difícil coordinar.
De momento y, según datos de los exportadores de aceite, el daño ya está hecho y hay un bloqueo de hasta un 70% de la exportación de aceite virgen, denominación que suena a chino a los consumidores europeos. Lamentablemente se perderá una cuota de mercado que ha costado mucho dinero y tiempo conquistar. De ahí que la primera medida, aparte de aclarar científica y políticamente el problema, debería ser la iniciación de una campaña de imagen para recuperar mercados, tanto del Gobierno central como de las autonomías afectadas más duramente, como la andaluza.
Hay quien ya lo está haciendo, a su manera. El director del Meliá Costa del Sol, Enrique Cibantos, está regalando a sus clientes un botella de aceite virgen. Una excelente medida que de extenderse a los ocho millones de turistas que recibe Andalucía podría ser muy eficaz.
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