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Reportaje:

La 'cuarta vía' mexicana

Emerge un proyecto socialdemócrata para fundar un nuevo partido que ocupe el espacio del centro-izquierda

Juan Jesús Aznárez

Luis Felipe Bravo Mena, presidente del gubernamental y conservador Partido de Acción Nacional (PAN), comentaba el pasado día 2, al término de un banquete en el Palacio Nacional, que quien desee fundar un nuevo partido en México que lo haga, 'pero desde afuera, no desde el Gobierno'. Se refería al proyecto socialdemócrata atribuido a un grupo de políticos, entre ellos el ministro de Relaciones Exteriores, Jorge G. Castañeda, y el consejero de Seguridad Nacional, Adolfo Aguilar, para competir en las presidenciales de 2006, o en las legislativas del 2003.

Aprovechando el espacio abierto por una izquierda desorientada y un centro casi virgen, la nueva formación es promovida, según las fuentes consultadas, por políticos independientes y otros del Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierda) y del Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuya hegemonía de 71 años fue derrotada el 2 de julio de 2000 por el presidente Vicente Fox, por la agrupación Amigos de Fox y por el PAN. Este último partido, de cuyas filas más heterodoxas salió el jefe de Gobierno, fue fundado en 1939 para combatir al PRI, creado en 1929 por caudillos que hicieron la revolución (1910-1917). Durante siete decenios todo el arco político: izquierda, derecha y centro.

De momento, ninguno de los supuestos promotores del nuevo grupo lo admite

Castañeda y Aguilar, procedentes de la izquierda, pidieron el 'voto útil' el pasado año contra el PRI, y hoy conviven en un Consejo de ministros de transición, integrado por progresistas, centristas y conservadores, algunos del PAN. Los dos negaron estar trabajando desde el Ejecutivo en la creación de un nuevo grupo, pero varios observadores subrayan que la mencionada gestación ya habría creado alguna fricción en el Gabinete. 'Yo no descartaría su participación en el caso de que esté viendo la posibilidad de ser candidato presidencial en 2006. Entonces necesitaría un partido', dice el analista José Antonio Crespo. Lo cierto es que algunos destacados panistas no ocultaron su molestia por que 'supuestamente, desde el Gobierno, Jorge G. Castañeda y Adolfo Aguilar estén promoviendo un partido de izquierdas, un grupo rival. Lo sienten como algo desleal. Dan como un hecho el que los dos están en ese movimiento'.

La correlación de fuerzas parlamentarias y las intensas pugnas internas registradas en el PRI y en el PRD sobre liderazgo y rumbo que hay que seguir parecen facilitar el nacimiento de una nueva fuerza de perfil socialdemócrata, contraria a los dogmas. Vicente Fox probablemente aplaudiría una que le garantizara en el año 2003 una mayoría parlamentaria suficiente para aprobar las reformas necesarias para establecer una mayor justicia social en un país con abismales diferencias. El PRI tiene 270 legisladores; el PAN, 253, y el PRD, 67. Las relaciones del presidente con su partido son difíciles, y desde sus filas se objetan no pocas de las iniciativas gubernamentales; la más trascendente es la reforma fiscal, actualmente bloqueada en el hemiciclo.

De hecho, el ex ejecutivo de Coca-Cola y ex gobernador de Guanajuato fue candidato presidencial en el año 2000 a pesar de la dirección del PAN, principalmente de Diego Fernández de Cevallos, el jefe Diego. El tradicionalismo favorecía un aspirante más apegado a la doctrina de un partido que, en sus años mozos, fue amigable con la dictadura del general Francisco Franco. Fox necesitó entonces crear un trampolín propio, y compitió aupado por los Amigos de Fox, algunos de los cuales le animan ahora a la creación de un nuevo partido centrista.

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De momento, el Partido de Acción Nacional es el más consistente de México, y ninguno de los supuestos promotores del nuevo lo admite. La pública admisión de que funcionarios trabajan en su preparación causaría un vendaval de críticas desde el Congreso. '¿Y si de pronto nace un partido que resulta más convincente que el PRI y el PRD -que no acaban de cerrar su crisis- para el electorado de izquierdas y que les pueda ganar la partida?', agrega Crespo. La alianza con partidos pequeños, sin apenas representación parlamentaria sería probablemente una de las fórmulas elegidas en el caso de intentar competir en las legislativas del año 2003. El tiempo es escaso, y, tarde o temprano, los maquinadores deberán pronunciarse.

El gobernador del Estado de Oaxaca, José Murat, del PRI, escribió en el periódico El Universal que es lógico el debate sobre el nacimiento político de una tercera fuerza, porque, en su opinión, la realidad demuestra las insuficiencias y distorsiones del modelo neoliberal implantado por la tecnocracia y profundizado por la Administración de Fox con un enfoque gerencial. 'El repudio a ese fundamentalismo doctrinario de la derecha es el que hoy está galvanizando corrientes y grupos'.

Lógicamente, la presidenta del PRD, Amalia García, descarta un parto político en ciernes. 'No hay espacio para eso. Lo que se requiere es sentar las bases para el encuentro de las izquierdas. Y aquí el PRD debe ser el eje de las izquierdas'. El Partido de la Revolución Democrática es el eje, a juzgar por el desarrollo de sus convenciones, de un griterío interno incapaz de traducirse en cohesión y objetivos comunes.

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