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Entrevista:MARÍA LUISA GARDE | HISTORIADORA

'Para ELA la cuestión nacional vasca siempre fue prioritaria'

La editorial pamplonesa Pamiela ha editado el libro ELA a través de dos guerras (1936-1946), que recoge la tesis doctoral de la historiadora María Luisa Garde (Pamplona, 1964) sobre la evolución de este sindicato desde la sublevación franquista hasta el final de la última contienda mundial, un periodo marcado por la guerra, la represión y el exilio. La investigadora navarra, autora de otros estudios históricos vascos, considera que la independencia económica y financiera que ha mantenido el sindicato ha sido la clave que le ha permitido participar activamente a lo largo de la historia, con voz propia, en los procesos impulsados desde el nacionalismo para reforzar las estructuras del autogobierno vasco.

Pregunta. ¿Puede sorprender, a la vista de la evolución histórica de ELA, el activo papel político que jugó en la gestación de la Declaración de Lizarra, la posterior tregua de ETA o el afán por superar el marco jurídico del Estatuto de Gernika?

Respuesta. A quien conozca la trayectoria e ideología de ELA no puede sorprenderle que el sindicato haya desarrollado tareas en ese terreno. Históricamente la cuestión nacional siempre fue prioritaria.

P. ¿De manera que ELA ya hacía incursiones políticas antes?

R. ELA era y es un sindicato, pero tiene un planteamiento político claro desde sus orígenes, que es su nacionalismo, su concepto de sindicato nacional vasco que trabaja para dotar al país de unas estructuras laborales o sociales globales y propias. Y Ahí siguen moviéndose. En 1945 tenían preparado incluso un proyecto socioeconómico para Euskal Herria que abarcaba todas los aspectos de la vida del país primando los recursos materiales y humanos propiamente vascos.

P. ¿Qué se pretendía con aquellos proyectos?

R. Bueno, algunos dirigentes creían llegado el momento de trabajar por la independencia de Euskadi y planteaban construir el país con actitudes claras y contundentes desde el Gobierno Autónomo de Euskadi, rompiendo así las ataduras que en 1936 les habían ligado al Gobierno republicano.

P. ¿Por qué se decidió a estudiar ese periodo de la historia de ELA?

R. Debido al inmenso vacío historiográfico que existía entre el estallido de la guerra civil y el año 1976, en que ELA celebró en Bilbao su tercer Congreso.

P. ¿Y qué se desprende de los estudios?

R. En primer lugar, que ELA ha sufrido una gran evolución respecto a la organización fundacional de 1911, nacida en Vizcaya por el impulso de un grupo de nacionalistas vascos que querían disponer de una expresión sindical en el mundo del trabajo y frenar de paso la creciente influencia socialista en la clase obrera vasca. El antiugetismo inicial de ELA era fortísimo.

P. ¿Cómo influyó en ELA el advenimiento de la segunda República?

R. Durante el periodo republicano ELA transformó su quehacer ajustándolo más al sindicalismo reivindicativo clásico, que ya ejercía, aunque la mentalidad nacionalista cubría toda la organización social, desde el obrero al patrón y lo que se seguía defendiendo era el concepto de armonía de clases, contrapuesto al concepto socialista de lucha de clases. Llegó a disputar la hegemonía sindical vasca a UGT, alcanzó los 40.000 afiliados y preparaba un programa progresista, pero la guerra frustró el proceso de raíz y pasaron a tener que luchar por la mera supervivencia.

P. ¿Qué reacción tuvo el sindicato ante el golpe militar de Franco?

R. La sublevación militar sorprendió a ELA preparando el que iba a ser su tercer Congreso a celebrar en Pamplona. Analizaron con cautela los acontecimientos durante los primeros días y después decidieron defender la legalidad republicana pero hasta los estrictos límites geográficos del territorio vasco.

P. ¿Qué consideración le merece la identificación de ELA como el sindicato del PNV?

R. Decir a estas alturas que es el sindicato del PNV es ridículo y es producto de la ignorancia. Al margen de una común raíz nacionalista, hoy en día no hay más que observar la realidad socio-política para desmontar ese argumento. Históricamente cada uno tenía delimitado su terreno. El PNV se dedicaba a la política. ELA a la tarea social y no les gustaba tener intromisiones.

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