Problemas de comunicación

Los problemas de comunicación del Gobierno del PP no son sólo internos. Ni se ciñen únicamente a carencias de coordinación entre distintos ministros, o a la nula relación entre los portavoces del Ejecutivo, del partido y de los Grupos Parlamentarios. El presidente, José María Aznar, al que tanto satisface enredar a los periodistas en confusos juegos de interpretación con sus declaraciones enigmáticas, por ejemplo sobre su futuro político, sostiene ahora que la inusual coincidencia de casi todos los medios de comunicación, críticos y afines, sobre la desmotivación de su Gabinete se debe a una 'moda'. En el Gobierno y en el PP argumentan un poco más esa teoría. Apuntan que es más fácil arremeter contra el poder y ser magnánimo con la oposición. Aunque también están desconcertados ante semejante unanimidad en el diagnóstico.

En el PP concluyen que, a pesar de llevar cinco años en La Moncloa y de haber promovido una auténtica estrategia de aproximación a casi todos los medios de comunicación del país, no disponen de una buena sintonía con la prensa. En el PP constataron en el reciente debate sobre el estado de la nación, con asombro y malestar, 'que José Luis Rodríguez Zapatero tiene bula con los periodistas'.

Al margen del casi endémico problema con los portavoces de los Gobiernos del PP, que no se ha arreglado ahora con Pío Cabanillas, al que siguen cuestionando varios ministros, el Ejecutivo padece una dependencia del liderazgo agrandado de su presidente. Los ministros, incluso los más veteranos, se permiten pocas confianzas. En las reuniones se guardan escrupulosamente las formas. Y tampoco se abordan los asuntos más candentes en citas con muchos interlocutores. No hay confianza.

En el Consejo de Ministros del pasado viernes no se produjo una discusión amplia sobre la crisis del aceite de orujo de oliva. La ministra de Sanidad, Celia Villalobos, que esperó hasta el regreso de Aznar de México para comparecer públicamente, se limitó a relatar los motivos técnicos de su decisión. No hubo debate. Al final, Aznar casi dejó caer el encargo al ministro de Presidencia, Juan José Lucas, de poner de acuerdo a los titulares de Agricultura y Sanidad, con los que podría mantener una primera reunión hoy o mañana. Tampoco hubo una charla abierta sobre esa u otras crisis, como la posible imputación de Josep Piqué, en los maitines que Aznar realiza con su entorno en la mañana de los lunes. La reunión de este lunes duró poco y se destinó, casi en exclusiva, a que Jaime Mayor explicara la estrategia a seguir en Euskadi tras la investidura, hoy, de Juan José Ibarretxe.