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Un estudio sobre Valdemingómez advierte del alarmante nivel de emisión de metales pesados

El perito estima que la avería de diciembre fue una de las más graves para una planta de este tipo

Un informe encargado por la Fiscalía de Madrid tilda de 'alarmante' el nivel de emisión de metales pesados (cobre, plomo, cadmio, cromo, mercurio, níquel...) que registra la incineradora de basuras de Valdemingómez desde su puesta en marcha en diciembre de 1995. El informe destaca que, entre 1997 y 2000, la planta que gestiona el Ayuntamiento de Madrid ha arrojado a la atmósfera 520 kilos de metales pesados; de ellos, 20 kilos eran de 'los peligrosísimos mercurio y cadmio'.

Este estudio, realizado a raíz del accidente ocurrido en uno de los tres hornos de la incineradora el 12 de diciembre pasado, cuestiona el mantenimiento de varias áreas de la planta y la eficacia de algunos de los sistemas de seguridad, y reclama al Ayuntamiento que efectúe con más asiduidad controles sobre el tipo de desperdicios que llegan a la planta para su incineración, con vistas a adoptar las medidas precisas que eviten la salida al aire de contaminantes.

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Los metales pesados son agentes contaminantes 'que se sitúan en un plano de peligrosidad para la salud humana y el medio ambiente muy próximos' al que generan las dioxinas y furanos, se destaca en el informe, redactado por el perito judicial Alfonso del Val. Este experto medioambiental postula que se efectúe un estudio clínico de la salud de los vecinos de las poblaciones cercanas, entre las que se halla Rivas-Vaciamadrid.

Según indica Del Val en su informe, entre 1997 y 2000 las emisiones de cadmio y mercurio procedentes de la incineradora de Valdemingómez han aumentado en un 100%; las de plomo, cobre, cromo y manganeso, en un 633%, mientras que las de níquel y arsénico lo han hecho en un 400%.

De momento, según el informe, los niveles se ajustan a los parámetros establecidos por la Comunidad de Madrid en 1992, pero, de seguir la actual tendencia al alza en la emisión de este tipo de metales, en pocos años se superarán los topes estipulados en la normativa europea sobre vertido de contaminantes, que regirá a partir del año 2005.

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Este periódico ha intentado, sin éxito, hablar acerca de las conclusiones de este informe con el concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Adriano García-Loygorri.El informe pericial que analiza la situación actual de la incineradora de Valdemingómez exige a los gestores de la planta que mantengan la emisión de metales pesados 'en los niveles más bajos posibles', dada la nocividad y facilidad de estos agentes contaminantes para 'penetrar en las cadenas tróficas [alimentarias] y permanecer en los organismos durante periodos de tiempo que pueden ser prácticamente indefinidos'. Para este experto medioambiental, la tendencia al alza en el vertido de metales pesados, a través de los humos que genera Valdemingómez, 'sitúa la valoración de la gestión de la planta en no muy buenos términos'.

El estudio, fechado el pasado 22 de junio, es fruto de las visitas que han efectuado a la planta el perito judicial y miembros del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona). Y fue encargado por la Fiscalía de Medio Ambiente de Madrid, que dirige Emilio Valerio, a raíz de la avería ocurrida el 12 de diciembre en uno de los tres hornos de Valdemingómez, concretamente en el número 2. En esa fecha, el horno arrojó al exterior una tasa de dioxinas y furanos (sustancias consideradas cancerígenas) muy superior al tope legal permitido por la normativa de la Comunidad: la incineradora arrojó al aire 1,4 nanogramos de dioxinas por metro cúbico de aire, un nivel 15 veces superior al permitido.

Al tener conocimiento del accidente, la Consejería de Medio Ambiente decretó, el pasado 23 de enero, el cierre del horno hasta que se aclarasen las circunstancias del accidente y puso los hechos en conocimiento de la fiscalía. El Ayuntamiento reabrió finalmente el horno un mes después, tras anunciar que los problemas se habían resuelto y las emisiones de agentes nocivos estaban por debajo de los límites máximos.

Tirmadrid, la empresa que en nombre del Ayuntamiento gestiona la incineradora -que trata las 900 toneladas de basura que genera cada día Madrid-, admitió que el día 12 de diciembre la planta había superado en más de un 1.400% el tope legal máximo establecido por la normativa medioambiental de la Comunidad de Madrid en lo que respecta a emisión de dioxinas y furanos. Tirmadrid adujo que la causa de la avería había sido un 'atasco' en una válvula del sistema de inyección de carbón activo, que actúa de filtro del horno para neutralizar o reducir la emisión de dioxinas en la poscombustión de la basura.

Al experto judicial 'no le parece aceptable' la explicación dada por Tirmadrid respecto al accidente y ha observado, durante su visita a la planta, 'serios indicios de falta de rigor en el conocimiento y control de algunos de los procesos que se llevan a cabo', así como 'deficiencias en el mantenimiento de la instalación'. Para Tirmadrid, el hecho de que la planta superase el 12 de diciembre el tope legal de emisión de dioxinas y furanos en un 1.480% sólo supone 'una cierta desviación sobre el límite legal'. El perito judicial discrepa: 'Superar en un 1.480% el nivel máximo permitido de emisión de una sustancia peligrosa para la salud y el medio ambiente durante ocho horas no es una cierta desviación, es una desviación extrema'.

La avería en una válvula del inyector de carbón activo, causante del accidente, fue detectada 'ocho horas' después de producirse y gracias a que un jefe de mantenimiento de la planta se percató de que 'la luz' que muestra la actividad del inyector 'estaba apagada'. Según Tirmadrid, el atasco del inyector se solventó 'de un golpe'. El informe judicial hace hincapié en tan singular forma de reparar la avería y critica que, pese a la gravedad del incidente (entre los seis más importantes que puede sufrir una central de este tipo), Tirmadrid no alertase, como es preceptivo, a la Comunidad.

Inyección de carbón

El sistema de inyección de carbón activo, 'único método para reducir las emisiones' nocivas, 'no parece que se maneje [en Valdemingómez] con los mejores conocimientos y medidas de seguridad y control', explica el perito, quien también se muestra 'sorprendido' de la 'ineficacia' del dispositivo luminoso que alertaba de la avería. Tras el accidente, el edil de Medio Ambiente, Adriano García-Loygorri, avanzó reformas en el sistema de detección de fallos en las válvulas que conducen el carbón. 'Se ha colocado un sistema de alarma que dará un aviso visual y acústico en la sala de control, donde se encuentra un operador 24 horas al día', dijo.

En su informe, el perito atribuye 'a una precariedad en el mantenimiento' de algunas instalaciones 'el deterioro' que observa en el proceso de combustión de la planta, lo que, a su juicio, contrasta con el sistema de la incineradora de Mallorca, de la misma época y parecida en tecnología a la de Valdemingómez. Con menor 'poder calorífico' que la de Madrid, la de Mallorca incinera una cantidad de basura similar a la de Valdemingómez, subraya.

El experto critica, por otro lado, que el Ayuntamiento de Madrid sólo efectúe 'tres muestreos anuales' sobre el tipo de desperdicios que se incineran en la planta madrileña cada año, y le llama la atención que en ninguno de esos muestreos se haya detectado policloruro de vinilo (PVC, un tipo de plástico cuya incineración arroja gases muy nocivos). Según este perito judicial, esta sustancia no es detectada porque se quema la basura sin mirar lo que hay dentro de las bolsas que contienen los desperdicios. Basándose en datos facilitados por el gremio de los empresarios del plástico, la basura anual de Madrid 'contiene más de 51.000 toneladas de PVC'. 'Los residuos que entran diariamente en la planta no son objeto de control ni caracterización alguna', señala el informe.

Tan sólo se realizan tres muestras al año (en marzo, junio y diciembre), y se hacen en zonas residenciales, industrias y mercados 'previamente definidos por el Ayuntamiento de Madrid', denuncia el experto judicial. Y concluye: 'La evolución de los valores de los contaminantes emitidos al medio desde 1997 es notablemente negativa, si bien nunca ha superado los límites legales [salvo el día del accidente]'. El informe añade: 'No obstante, en lo que respecta a partículas, ácido clorhídrico y sobre todo metales pesados, las emisiones actuales superan ampliamente los límites fijados por la nueva directiva europea'.

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