Aventura en el fondo de la tierra
La expedición Pangea completa su visita a los puntos más profundos de los cinco continentes
Han pasado 191 días fuera de casa, han recorrido más de 40.000 kilómetros y han visto cumplido su objetivo de llegar a las zonas más profundas del planeta y comprobar que lo son. El grupo de guipuzcoanos integrantes de la expedición Pangea, viaje al fondo de los continentes regresó a casa el pasado sábado. Su viaje ha terminado, pero el proyecto continuará a partir de ahora con la publicación de un libro y la proyección de las diapositivas que han acumulado en estos meses.
'Siempre hemos pensado que no queremos guardarnos el viaje para nosotros solos; creemos que merece la pena contarlo', subrayó ayer en San Sebastián Ander Izagirre, el periodista del grupo y el encargado de escribir cada semana la crónica de las aventuras de la expedición para su difusión en el semanario en euskera Zabalik. El cronista ha visto recompensado su esfuerzo con el premio Rikardo Arregi de periodismo en el apartado de Joven Periodista, un galardón que se entregó precisamente el sábado, cuando el grupo de trotamundos regresaba a Guipúzcoa.
Era el regreso después de una aventura dividida en dos bloques de viajes, que comenzó a mediados de septiembre del año pasado. En una primera etapa, y a lo largo de cinco meses, los componentes de Pangea llegaron al Valle de la Muerte, en Estados Unidos, situado a 86 metros bajo el nivel del mar, al lago australiano Eyre (-15 metros) y a la laguna del Carbón, en la Patagonia argentina (-105 metros).
Después de descansar un par de meses en casa, el pasado mes de mayo emprendieron de nuevo la ruta en dirección al Mar Caspio, en Rusia, a 28 metros bajo el nivel del mar actualmente, aunque la altura de las aguas varía mucho con los años. Prueba de ello es que los expedicionarios encontraron en el pueblo de Vishka un faro de 1671 que se alza absurdamente a tres kilómetros de la orilla actual, tal y como recordaron ayer Izagirre y su compañero Josu Iztueta.
Los miembros de la Expedición Pangea han intentado conocer lo más posible la historia y costumbres de los lugares que han visitado y, para ello, han hablado 'con mucha gente: pastores, mineros, monjas...'. También con unos militares rusos 'empapados en vodka', que no tuvieron reparo alguno en hacer la vista gorda ante una cuadrilla de pescadores que recogía sus redes llenas de esturiones a cambio de un ejemplar de metro y medio.
Y de Europa a Asia, donde, tras disfrutar de la compañía de dos familias beduinas, el equipo de aventureros alcanzó el Mar Muerto, el punto más bajo de todo el planeta, a menos 392 metros. Por supuesto, los integrantes de Pangea no se resistieron a la 'curiosidad' de flotar en sus aguas gracias a la alta concentración salina.
La expedición terminó en el pequeño país africano de Yibuti, donde se encuentra el lago Assal (-157 metros). Allí pudieron comprobar cómo se están separando las placas continentales de Africa y Arabia y padecer temperaturas de casi 60 grados al sol. 'El termómetro baja cuando alguien tiene fiebre', ironizó Iztueta.
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