Sol andaluz para los checos
Los empresarios intentan vender en Praga y Budapest cabinas de bronceado, frutas, detergentes y muebles
La novedad fue la empresa de las cabinas de bronceados, cuyo gerente, Juan Barea Fernández, lucía moreno de mes de agosto y corbata ribeteada. Color y prenda eran, todo hay que decirlo, sobresalientes. Barea forma parte del grupo de 37 empresarios que acompañan al presidente de la Junta, Manuel Chaves, en una visita oficial a la República Checa y Hungría, país al que llegarán hoy, y a donde han ido más a explorar el terreno que a vender. 'A poner el pie antes de que sea demasiado tarde', afirma el representante de bodegas Alvear. Aunque ha habido algunas operaciones cerradas en la primera etapa del viaje en Praga, los representantes de las empresas dan largos rodeos para acabar no facilitando cifras ni detalles que puedan malograr los tratos. También evitan que sus competidores aprovechen la información.
Las cifras que sí dan se refieren al número de contactos celebrados -350 dice la patronal y 190 asegura la Comercializadora de Productos Andaluces (CdeA)-, al de representantes checos en el foro empresarial -125 de un total de 72 empresas- y al número de toneladas contratadas. Pero pocos datos de inversión o negocio.
'Esto no es un huevo que se eche a freír. Es difícil pensar que se vaya a cerrar una operación sobre la marcha. Primero se contacta una agenda de contactos y luego los empresarios tienen que remachar', afirma Julio Moreno, consejero delegado de la empresa pública CdeA, encargada de la promoción exterior, cuyo trabajo es elogiado al unísono por los empresarios. CdeA, que abona el 50% de la bolsa de viaje de la delegación comercial, es la encargada de preparar las citas y cubre los gastos de intérpretes.
Quien más o quien menos, la mayoría de la treintena de personas que han acudido a la invitación de la Junta ya había ido a otras misiones comerciales. Saben que en estas visitas hay que madrugar (a las cinco de la mañana del martes estaban los representantes del sector agroalimentario en la central de mercados de Praga) y que las entrevistas se prolongan mañana y tarde.
Los del sector de frutas y hortalizas, el más numeroso, han sido los que más contactos han mantenido. La almeriense Luxeapers, que vende alcaparras, confiesa haber cerrado una operación para exportar 22.000 toneladas. El gerente de esta empresa, Fernando Cascales, se queja de los altos aranceles que deben pagar para vender sus productos y en su primera visita a la República Checa considera que este país 'empieza marchar'. Esta sociedad almeriense lleva más de una década vendiendo sus productos en esta zona, aunque con marca de otro, y de aquí las alcaparras acaban en mesas alemanas, austríacas y polacas.
Grandes cadenas
Los empresarios de este sector estaban muy interesados en llegar a acuerdos con las grandes cadenas de distribución para controlar el proceso final del producto y saber qué margen final van a obtener con la venta. 'Enviamos un camión, le damos un beso y adiós', se quejan. El director comercial de Primaflor, en Pulpí (Almería), que vende especialidades de verduras frescas (cogollitos, lechugas, escarola), asegura que el transporte -un camión desde Sevilla a Praga cuesta unas 420.000 pesetas- eleva mucho el precio de venta por kilo, por lo que su interés es contratar con grandes cadenas como Makro o Carrefour.
La empresa sevillana de detergentes Persan es de las pocas que han ido a estos países más con la intención de invertir que de comprar. Ha encargado un plan de marketing de entrada en el mercado checo y busca un socio local para instalarse en la zona. 'Aquí hay un cierto hueco y nuestros precios son competitivos', afirma Luis Martínez de Carvajal, responsable de la división internacional de esta industria química, quien reconoce que introducir un producto nuevo es 'muy complicado'.
También a medio plazo trabaja Lappi Industrias Gráficas que persigue etiquetar las cervezas y bebidas espiritosas checas. 'Los contactos han sido muy interesantes y los clientes receptivos', afirma el director gerente, Antonio Lappi, mientras que el administrador de la empresa cordobesa Mobilu, especializada en la fabricación de muebles rústicos, asegura haber llegado a un acuerdo con un distribuidor para vender sus productos en exclusiva con una cifra de negocios de 100 millones de pesetas anuales.
Exultante estaba el responsable de Forma Tronic, que fabrica en Gines (Sevilla) cabinas de bronceado verticales y tiene una cadena en régimen de franquicia con el nombre de Broncearium. En Navidades, calcula el gerente de la empresa, Juan Barea, se abrirá en Praga el primer establecimiento. Cuentan los de CdA que había colas de empresarios checos interesados en sus artilugios o, como dice Barea, 'en el sol de Andalucía en forma de máquina'.
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