Películas a contrarreloj

No hay claquetas, ni grúas; tampoco cuentan con una batería de focos deslumbrante. Sólo tienen una cámara de vídeo y su imaginación para rodar y editar un corto de tres minutos en 48 horas que comienzan a contarse poco después de que la organización entregue a los concursantes la premisa del guión. Éstas son, a grandes rasgos, las reglas del primer concurso de corto instantáneo organizado por el Festival Audiovisual de Vitoria.

Tanto las 100.000 pesetas del premio como el reto que supone esta precariedad de medios han atraído a 33 creadores de todo el país. Pero, al final, serán 17 los cortos que se presenten ante el jurado el próximo viernes, cuando concluya la edición del último vídeo. Hay quien ha rodado con su propio equipo, pero el concurso ofrece la posibilidad de acudir con las manos en los bolsillos, ya que los organizadores prestan todo el material necesario, lo que supone una oportunidad excelente para los estudiantes o recién licenciados.

Éste es el caso de Irati Elorrieta y Zunbeltz Cuevas, flamantes titulados en Comunicación Audiovisual, que acuden al Festival de Vitoria por segunda vez este año. Y es que su primer vídeo, realizado como trabajo de fin de carrera y titulado Arrain hilak, ha sido seleccionado para el concurso oficial. Al certamen de corto instantáneo presentan dos monólogos interpretados por ellos mismos que reflexionan con ironía sobre una de las dos premisas obligatorias del guión, que se mantendrán en secreto hasta el viernes próximo.

'Hay una gran diferencia entre estos dos trabajos, que la establece, sobre todo, el tiempo de realización. Cuando preparas el vídeo de fin de carrera tienes toda la tranquilidad del mundo; sin embargo ahora trabajas bajo presión, estás mucho menos arropado y no tienes apenas medios: es la autosuficiencia absoluta', comentan Elorrieta y Cuevas.

La austeridad es uno de los atractivos que han movido a Álvaro Mazarrasa a apuntarse al certamen. En su caso ha contado con la ayuda de sus amigos, que han ejercido como actores aficionados. Este grupo es uno más de los que durante esta semana ha invadido las calles, parques y alrededores de Vitoria en busca de los mejores escenarios para esos tres minutos de historia.

Pero no han sido los únicos que han buscado exteriores en la capital alavesa. Durante el fin de semana, la plaza de los Fueros, esa escultura urbana creada por Chillida y Peña Ganchegui, se ha convertido en el escenario de una película de gangsters. Se llevaba a la acción la propuesta Vitoria, un plató, dentro de la cual actores aficionados han particido en la grabación de la secuencia de una película.

El encargo ha recaído en Eduardo Bajo Ulloa, quien ha trabajado con una veintena de los 125 ciudadanos que se presentaron al casting, además de algún actor profesional. En este caso no han faltado los medios: grúas, focos, y toda la parafernalia habitual en un rodaje. Ahora queda por ver si el resultado está a la altura de los participantes en el concurso de corto instantáneo.