El niño de El Royo sigue sin hogar
El menor, reclamado por su familia de acogida, sigue internado para servir de terapia a su madre, enferma mental
'¿Conoces a Diego?', pregunta Raquel. Desde el salvapantallas de un ordenador, un niño mofletudo de ojos almendrados ofrece su sonrisa de bebé. Han pasado ocho meses desde que, entre lágrimas, Raquel Gómez Lamuedra, de 36 años, y Carlos de Francisco Giménez, de 39, de El Royo (Soria), llevaran a Diego, el niño que tuvieron en régimen de acogimiento preadoptivo desde los 5 a los 22 meses, a un centro de menores de Soria. Pero su recuerdo sigue en la casa: en el ordenador, en un marquito encima de la televisión, en otro en la mesa...
No son los únicos que se acuerdan de Diego. Media España quedó conmocionada cuando, en octubre pasado, un juez de Salamanca, Luciano Salvador Ullán, emitió una sentencia en la que dictaminaba que Diego, con 22 meses, debía ser internado en un centro de acogida de Salamanca para que, estando cerca de su madre biológica, Margarita Bernal, le sirviera de terapia. Ocho años podría permanecer el niño en el centro, según la sentencia, hasta que desarrolle mecanismos de defensa para sobrellevar la situación familiar. Los padres biológicos del niño se conocieron en un psiquiátrico y viven juntos desde hace seis años. Margarita, de 45 años, padece un trastorno bipolar o maniaco depresivo, y él, Luis Lucas Ribas, de 50, es esquizofrénico.
La madre biológica afirma que a ella le haría un gran bien si le dieran la custodia de su hijo
Fue entonces cuando su tía materna, Antonia Bernal, se ofreció a hacerse cargo de Diego. Antonia iba a ser un puente para que la madre estuviera cerca del hijo, pero, después de tres meses y ante las presiones de Margarita por ver al niño constantemente, lo devolvió al centro y renunció a su custodia. Diego, que una vez tuvo un hogar feliz en El Royo, permanece en el centro desde hace seis meses.
En este tiempo se ha ido desarrollando el programa de la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León para que Margarita se acerque gradualmente a su hijo. En un principio, le visitaba hora y media diaria; después, dos. Ahora, pueden salir a pasear los martes y los jueves. Pero las ansias de hijo de esta mujer perseverante de mirada verde y profunda no quedan satisfechas: 'Vamos acompañados a todos los sitios. ¿Por qué no puedo llevarme a mi hijo a casa? Nos tratan como a chicos pequeños', se queja.
Un informe del psiquiatra de la Junta de Castilla y León que trató a Margarita, Olaf Martín Hall, fechado el pasado 14 de junio, considera que la paciente 'no presenta actualmente componentes psicopatológicos. Sí presenta tristeza por no poder tener a su hijo más tiempo'. Así, Martín cree que la madre 'se encuentra preparada para estar con su hijo cuatro horas a la semana en su casa', luego pasará a tenerlo todos los días durante este periodo, que se ampliará a los fines de semana. 'En septiembre, Margarita podría tener la tutela de su hijo', según Martín, pero especifica que su informe se refiere únicamente a la madre. Uno de los mayores escollos que ha encontrado Margarita para recuperar a su hijo ha sido su pareja, Lucas, cuyo último internamiento en un psiquiátrico fue de noviembre del 2000 a abril de este año, según la propia Margarita. No pestañea cuando afirma que seguirá con él. 'Es un hombre bueno, lo que pasa es que cuando bebe se pone un poquito nervioso y rompe algún cristal, pero luego se le pasa', explica.
Margarita, curiosamente, no considera positivo el informe del psiquiatra. Aunque está de acuerdo en que el acercamiento al niño debe ser paulatino, siente un gran desasosiego por no poder estar con él. 'El tiempo pasa y no puedo estar sola con mi hijo. Tenerlo los fines de semana es lo único que me aliviaría. Queremos una oportunidad para demostrar que podemos ser una familia. Probar para saber cómo es vivir con él'.
Mientras Margarita reclama una oportunidad, otros protagonistas de la historia también hablan de oportunidades: la que perdió Diego. 'El crío tiene posibilidades de desarrollar la enfermedad de sus padres', afirma Carlos, 'tuvo una oportunidad de crecer sano en una familia estable... Han fastidiado esa oportunidad'.
Nadie, ni Margarita, ni los de El Royo, ni los cientos de personas que han seguido el caso en toda España, está satisfecho con la situación del niño. 'El centro es una solución de emergencia temporal. Y si la familia biológica, por los problemas que tiene, no es la solución, el niño debería haberse dado en adopción. La Junta no ha tenido más remedio que acatar la decisión del juez', opina Félix López, profesor de Psicología Evolutiva de la Universidad de Salamanca. 'Los padres no son propietarios de los niños, son responsables de ellos, pero sólo si son capaces', añade. De la misma opinión es Unicef, que considera que se han vulnerado los derechos del menor, que debe crecer en una familia estable. Mientras los informes del psiquiatra recomiendan que en unos meses Margarita tenga la tutela, Raquel y Carlos sospechan que Diego será, finalmente, acogido por una familia anónima. Los responsables de la Junta de Castilla y León se han negado a hacer ninguna declaración sobre el caso, porque no quieren 'que el niño sea tomado como un caso especial'.
¿Sería bueno para Diego vivir con Margarita y Lucas? Margarita no contesta. 'Ahora no llora cuando nos deja después de la visita, está muy enganchado al centro, a los otros niños. Pero a esta hora ya nos está esperando. A mí me haría un gran bien si me dieran la custodia'.
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