_
_
_
_
_

Arafat ordena la detención de los radicales que no acatan la tregua

La decisión se produce tras la muerte de dos soldados israelíes

Uno de los primeros en ser detenido fue el jeque Ramadán Abdallá Sami, de 45 años, líder político y jefe espiritual de la Yihad Islámica, la segunda organización fundamentalista más importante de los territorios autónomos palestinos tras Hamás, responsable de un gran número de ataques suicidas contra Israel, quien, sin embargo, tuvo que ser liberado horas más tarde como consecuencia de la presión de sus militantes, que se lanzaron a la calle pidiendo su puesta en libertad.

El jeque Ramadán fue detenido y acusado de haber incitado a la violencia en el transcurso de una concentración celebrada el viernes por la tarde en el campo de refugiados de Jabalia, que, con sus 100.000 habitantes, es el más importante y poblado de todos los de Oriente Próximo. El orador había pedido a los asistentes a la reunión apoyar la Intifada palestina y desoír los llamamientos al alto el fuego efectuados por la Autoridad Palestina en cumplimiento del plan de paz de los servicio secretos norteamericanos (CIA).

Más información
Un activista palestino muere al estallar una cabina de teléfonos

El dirigente de Yihad Islámica fue liberado cuatro horas más tarde, después de que sus seguidores y militantes de la organización fundamentalista, que se habían concentrado en los alrededores del campo de Jabalia, cerca de una comisaría de policía de Arafat, mientras gritaban: '¿Sí a la guerra islámica, sí a la resistencia'.

Ayer por la tarde se encontraban, sin embargo, detenidos y a disposición de la policía otros elementos radicales palestinos, entre los que figuraban militantes de Al Fatah, Hamás y Frente Democrático para la Liberación de Palestina. Se desconoce exactamente el número de detenidos y su situación juridica, según afirmaban ayer organizaciones de defensa de derechos humanos de Ramala y Gaza.

Estas detenciones suponen la ruptura del pacto suscrito por el presidente Arafat y las fuerzas fundamentalistas hace dos semanas, cuando el presidente palestino dio garantías a las fuerzas islámicas y fundamentalistas de que no habría detenciones de sus dirigentes y militantes, tal y como solicitaban los israelíes y se le había pedido en el plan de pacificación de la CIA. Las medidas policiales adoptadas ahora por Arafat recuerdan la situación creada en los territorios en 1998, cuando, a raíz de las presiones también de la CIA y de su responsable, George Tenet, la Autoridad Palestina se vio obligada a detener a numerosos militantes fundamentalistas, a clausurar sus centros sociales y caritativos y a iniciar una dura represión dirigida a diezmar a todos sus cuadros.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Yasir Arafat puso punto final a esta situación de acoso hace nueve meses, cuando estalló la Intifada el pasado mes de septiembre. Abrió las puertas de sus cárceles y liberó a todos los elementos radicales.

Con estas detenciones, Arafat intenta apaciguar los ánimos del Gobierno israelí, que el viernes por la noche, poco después de conocerse el atentado mortal contra los dos soldados, anunciaba que su paciencia 'se está agotando', dejando entrever la posibilidad de reanudar los ataques militares y poner punto final al alto el fuego. Ariel Sharon se entregaría así en cuerpo y alma a los radicales israelíes, especialmente al movimiento colono, que desde hace una semana piden una 'guerra abierta' contra los palestinos.

Ayer, en plena escalada de la tensión, el Ejercito israelí actuó contra los poblados situados en el sur de la franja de Gaza, donde se había producido el atentado el día anterior, destruyendo una veintena de casas y matando a un civil palestino, con la excusa de que éste había tratado de entrar ilegalmente en Israel a través de un paso prohibido, llevando en su mano un arma.

Nueva ofensiva diplomática

Una nueva ofensiva diplomática se ha desencadenado en Oriente Próximo, donde en los últimos días han coincidido el jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, y el emisario norteamericano, William Burns. El objetivo de los dos enviados es intentar afianzar el proceso de pacificación y preparar el camino al secretario de Estado norteamericano, Collin Powell, que llegará esta semana a la región. El primer ministro Ariel Sharon, por su parte, viajará hoy hacia Estados Unidos, donde se entrevistará con el presidente George Bush. En su camino hacia Washington, Sharon hará una escala en Londres, para reunirse con el primer ministro británico, Tony Blair. Sharon tiene, asimismo, previsto viajar a Francia el próximo 5 de julio.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_