_
_
_
_
_

Las obras del María Guerrero durarán año y medio y costarán 900 millones

El teatro, sede del Centro Dramático Nacional, recuperará sus orígenes

El edificio, para empezar, tendrá 150 metros cuadrados más que antes de que, el año pasado por estas fechas, comenzasen las obras de remozado en la sala del patio de butacas. 'A medio millón de pesetas que cuesta el metro cuadrado en este barrio, no está nada mal', apuntó ayer el arquitecto, durante una visita guiada por las obras -en las que ya se han gastado 300 millones- con los medios de comunicación y el director general del INAEM, Andrés Amorós.

Pero habrá más. Las termitas que se descubrieron en una viga durante aquel remozado, en noviembre de 2000, han servido para desvelar la cara oculta de este teatro -propiedad estatal desde 1929-, escondida bajo varias reformas parciales, 'una cada década', que desvirtuaron sus cualidades arquitectónicas y decorativas en favor de 'los gustos y modas de cada momento'. 'Quedará recuperada la imagen tradicional del teatro, pero dotado técnicamente para el futuro', subrayó el arquitecto.

Como detectives, Florentino Gómez y su equipo han ido buscando, metro a metro, pared por pared, dónde estaba 'toda la madera' a la caza del insecto xilófago. Así, se han descubierto más de 1.200 metros de vigas de madera en 'una ITV a fondo del edificio, de cimientos a cubiertas'. Y menos mal, porque del edificio se habían perdido los planos originales que permitieron levantarlo en 1885, con el nombre de teatro de la Princesa. Ahora, gracias a esta inspección, ya se dispone de unos 'en toda regla', que podrán prevenir futuros desperfectos 'y corregirlos en cuanto se detecten'.

Casa y sala de ensayos

La labor de tanteo en busca de posibles nidos de termitas ha dado también como fruto la eliminación de 2.000 metros cuadrados de falsos techos, como los tres que ocultaban, en la planta quinta, las trabajadas molduras de cinc que coronaban la vivienda de la propia María Guerrero, un espacio que quedará 'diáfano' y volverá a ser la sala de ensayos que allí se levantó en 1918. 'Había varias decenas de candilejas alrededor y una luz cenital, con una claraboya que dejaba pasar el sol', recordó el arquitecto. También han aflorado 20 columnas de fundición, entre ellas las que limitaban, entre el patio de butacas y el vestíbulo, una balconada 'muy en la línea de los teatros del siglo XIX, donde se iba a mirar y a ser mirado'. Los espectadores del siglo recién estrenado también podrán ejercitar la curiosidad, pues el balcón se recuperará con una réplica de las barandillas que cierran los palcos. La original desapareció en una de aquellas reformas parciales, que de paso ocultó tanto el balcón como las columnas.

Otro hallazgo está en el sótano, donde antes se ubicaba la cafetería. 'Se ha descubierto la estructura de hierro, una obra moderna, y al eliminar tabiques ha quedado un espacio que será la sala polivalente, para lecturas dramatizadas, conferencias y exposiciones', adelantó Florentino Gómez. 'Aquí podrán estrenar los autores jóvenes que quieran presentar sus obras en el Centro Dramático Nacional', destacó su director, Juan Carlos Pérez de la Fuente, quien recordó que el CDN seguirá estrenando en otras salas mientras dure 'esta especie de exilio'.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_