Larrañaga reconoce que mató a la abogada Rubio porque no le dio dinero

'Le pedí dinero, me lo negó, discutí con ella y perdí el control'. De esta forma describió ayer Koldo Larrañaga la secuencia de los hechos que desembocaron en las 17 puñaladas que acabaron con la vida de la abogada Begoña Rubio, de 29 años, en su despacho de Vitoria, el 24 de mayo de 1999, en la primera jornada del juicio por este crimen que convulsionó a la capital alavesa. Larrañaga, azkoitiarra de 40 años, con permanentes agobios económicos, hizo gala en la vista de su proverbial frialdad y dijo que no recordaba, sin embargo, otros aspectos de los hechos que pueden llevar a considerarlos un asesinato premeditado. Entre ellos, que visitara anteriormente otros despachos de abogadas y procuradoras de la ciudad, o que llevara en el bolsillo de su cazadora el cuchillo de monte y los guantes de látex que utilizó para matar a Begoña Rubio y llevarse las 4.500 pesetas que tenía en el bolso.

Larrañaga, que el año pasado ya fue condenado por matar con un objeto punzante a un anciano empresario de máquinas tragaperras de Vitoria al que debía dinero, contradijo ayer a su abogado, que en su alegato inicial señaló que su defendido no tenía intención de robar cuando fue al despacho de Rubio. Aseguró que la búsqueda de dinero fue el motivo por el que acudió por dos veces al bufete de la joven abogada. 'Tengo una noción de lo que sucedió, sé que la maté, pero lo recuerdo como una nebulosa', dijo Larrañaga, que se negó a contestar a las tres acusaciones particulares.

La ex novia del acusado, una joven colombiana con la que convivía en el piso de Madrid donde fue detenido una semana después del crimen, y que debería testificar en la sesión de hoy, no ha sido localizada.