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Reportaje:

Territorios bajo arresto domiciliario

El Ejército de Israel mantiene bloqueados desde hace diez días a tres millones de palestinos

Tres millones de palestinos -dos en Cisjordania y uno en Gaza- se encuentran desde hace diez días sometidos a arresto domiciliario colectivo. El primer ministro israelí, Ariel Sharon, impuso el cierre y la incomunicación de los territorios autónomos el 1 de junio como represalia al atentado perpetrado por un comando suicida contra una discoteca de Tel Aviv. El asedio, uno de los más largos de los últimos años, amenaza con provocar un estallido de cólera popular: 'No podemos ya más, es mejor morir en el combate que de hambre'.

Gaza es una de las poblaciones más afectadas. La clausura ha dejado secos los depósitos de gasolina, las cuentas bancarias, los almacenes, pero sobre todo ha colocado bajo cero las esperanzas de los palestinos, que ven alejarse cualquier atisbo de diálogo. Las desgracias se encadenan las unas a las otras, configurando un rosario de calamidades sin fin.

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Dor Energy, la compañía israelí que suministra petróleo a los palestinos, ha anunciado que no dará más fuelóleo a Gaza hasta que se le pague la deuda contraída por la Autoridad Nacional Palestina. El Ministerio de Finanzas israelí, que abonaba hasta ahora estas facturas, asegura que no está dispuesto a continuar haciéndolo por 'razones de seguridad'.

'La falta de petróleo puede paralizar Gaza, pero es peor dejarla sin suministro de agua', asegura un portavoz del Ayuntamiento con los ojos puesto en el termómetro: 38 grados a la sombra y aún no es mediodía. Gaza, aislada del mundo exterior tras la clausura del aeropuerto internacional y el cierre de la frontera con Israel, se encuentra dividida en dos: la Gaza útil e industrial en el norte, con la capital incluida, y la zona sur, Rafah y Jan Yunis, donde se amontonan los campos de refugiados más pobres, con 150.000 habitantes.

En esta época de penalidades, Gaza no es un hecho aislado. Los israelíes mantienen también bajo asedio a la población de Cisjordania, a la que las fuerzas de seguridad de Sharon han acantonado en 28 enclaves. La medida afecta a la mayoría de las ciudades, pero especialmente a aquellas, como Tulkarem o Kalkilia, de las que partieron comandos suicidas de Hamás o Yihad Islámica.

'El asedio es total. Sólo tenemos gasolina para dos o tres días. No podemos salir de nuestro término municipal; el que lo hace durante el día se arriesga a ser multado con 3.000 shekels -150.000 pesetas, dos meses de salario-; el que lo hace por la noche se juega la vida', afirma Maaruf Zahaun, de 45 años, profesor de universidad y alcalde de Kalkilia, mientras asegura que si las cosas no se arreglan está dispuesto a conducir él mismo la excavadora y retirar de las carreteras los parapetos de piedras y tierra erigidos por los israelíes. Nablús se encuentra en una situación similar. En este caso, las vías de acceso están cortadas por bloques de cemento y por blindados israelíes.

'Cada día abrimos un nuevo camino alternativo; por las montañas, por donde sea. Al día siguiente los israelíes lo cierran. Están acabando con nuestra imaginación', afirma Ghassan W. Shakah 51 años, abogado y alcalde de Nablús. Ramala, capital administrativa de Cisjordania, mantiene abierto con dificultades un raquítico cordón umbilical con Jerusalén, con un control israelí que obliga a los pasajeros a descender de sus vehículos, continuar el camino a pie hasta el otro lado de la barrera. En otros tiempos era la carretera más concurrida de los territorios autónomos, hoy es un inmenso atasco.

El aeropuerto internacional Ben Gurión, en Israel, ha quedado prácticamente vedado para los palestinos, incluso para aquellos que tienen doble nacionalidad y doble pasaporte, aunque se trate del de Estados Unidos. Las autoridades consulares han presentado una protesta tan formal como inútil, similar a la planteada en favor del ministro de Comunicación, Yaser Abed Rabo, al que se le prohíbe el retorno a su país, o al del negociador Saeb Erekat, al que, después de mucho insistir, se le dio un permiso con una sola salida para Jericó. 'Desde hace más de tres meses, nuestro Parlamento no puede reunirse. Los diputados de Gaza no pueden ir a Cisjordania, y viceversa', explica Ibrahim Abu al Naja, 57º vicepresidente de la Cámara.

La penúltima víctima del bloqueo se llama Sabri Amin Mahmud, tenía 44 años. Murió ayer en la carretera, cerca de Nablús, cuando trataba de llegar a un hospital para su tratamiento habitual de diálisis. Los soldados le impidieron el paso y le señalaron con el dedo un camino alternativo, que supuso un viaje suplementario de dos horas y media. El doctor Mohamed Masri, del National Hospital, afirma que Mahmoud falleció 12 minutos antes de llegar al centro debido a un incremento de potasio en la sangre, que podría haberse zanjado con su tratamiento habitual. Mahmud era de Al-Ras, cerca de Tulkarem. Deja mujer y ocho hijos.

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