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EL FUTURO DE EUROPA

El Gobierno de Dublín apuesta por otra consulta sobre el Tratado de Niza en 2002

Ahern intenta convencer a la UE de que no fue un voto insolidario con los países del Este

Ramón Lobo

Antes de convocar ese nuevo referéndum, el Ejecutivo irlandés estudia sus márgenes de maniobra y trata de descifrar el mensaje del electorado (53,87% de noes; 46,13% de síes y una escasasísima participación, un 34,79%, la más baja desde 1972). Las opciones son cuatro: 1) La renegociación del Tratado Niza. Parece casi imposible, nadie apuesta por ella en el Gabinete de Ahren; reabrir un texto que costó 10 meses de complejas negociaciones pondría en solfa el proceso de ampliación al Este. 2) La modificación del protocolo del tratado. En esa hipotética corrección, Irlanda introduciría sus reservas al Ejército de Despliegue Rápido europeo y a una posible pérdida de su neutralidad. También tiene defectos: un nuevo protocolo obligaría al acuerdo de los Quince miembros de la UE y representaría otro riesgo para el tratado. 3) Puede bastar una declaración de los otros países en la que se reconozca la excepción irlandesa en Defensa. 4) Esta es la manejada ayer por Dublín, consiste en añadir una enmienda al tratado en el que recojan sus objeciones y convocar una segunda consulta.

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El Tratado de Niza debe entrar en vigor al final de 2002; hay tiempo para analizar lo ocurrido, meditar sobre los errores y hallar soluciones. La Alianza de Paz y Neutralidad, uno de los grupos contrarios a la ratificación, insinuó ayer que retiraría su no si en el protocolo se especifica claramente que Irlanda no participará en el Ejército europeo: ni tropas, ni financiación. Esto supone un alivio menor. Un día después del revés, Ahern ignora si la Defensa ha sido el motivo esencial de su fracaso.

Mientras que el Gobierno apuesta por la moderación, otros partidarios del sí, no se guardan el enfado. Brebdan McGahon, del partido Fine Gael, dice en una declaración al diario Irish Times: el resultado demuestra 'la supina ignorancia del pueblo en los asuntos políticos (...) la gente que está más interesada en las series de televisión'. Entre los defensores del no, nadie oculta la alegría. Patricia McKenna, de los Verdes, y cabeza visible del movimiento que reunió a partidos menores, derecha antiabortista y activistas a tiempo parcial, como los define el Irish Times, cree que es el momento de 'debatir qué es lo que el pueblo quiere (...) El Gobierno debe ir a Bruselas con este mandato y exigir el abandono del tratado'.

En los diarios se desmenuzan los (muchos) errores de la campaña del y en la calle se vive al margen de lo sucedido como si fuera un sábado cualquiera: restaurantes y comercios repletos de gente en la céntrica calle O'Connell, colas en los cines y diversión en las orillas del río Liffey. Conor Walsh, 22 años, estudiante de Sociología, considera que el Gobierno no explicó en qué consistía el Tratado ni sus implicaciones. No lejos, los hermanos Enda y Vince Murtagh, estudiantes de Comercio, sostienen que el éxito del no se debió más que a la defensa de la neutralidad, al temor de perder poder en la UE. 'No podemos entregar decisiones que nos conciernen a los países grandes que dominan la Comisión', asegura Enda. John McAuliffe sostiene que el resultado es bueno, pues 'obliga a abrir un verdadero debate sobre lo que se vota'. Ninguno de los cuatro acudió a las urnas, pero en una segunda consulta votarían a favor de Niza.

Ésa es la baza. Por ello, otro de los pesos pesados del no, Anthony Coughlan, calificó de 'penosa' la posibilidad de un nuevo referéndum. Pero todas las estadísticas favorecen la estrategia del Gobierno. Razones no faltan. Desde su incorporación a la UE, hace tres décadas, ha recibido ayudas y fondos estructurales por valor de 22 billones de libras irlandesas que han cambiado la faz del país, uno de los más pobres, transformándolo en otro de pleno empleo y crecimiento anual del 9%. Éste es uno de los aspectos que más preocupaban a Ahren en sus frenéticas consultas con sus homólogos de la UE, demostrarles que no fue un voto insolidario con los países del Este. ¿Qué es lo que ha fallado? La opinión es unánime: la campaña del sí; escasa de información, arrogante y confusa. Cuando en los últimos días los sondeos alertaban sobre una posible sorpresa, el Ejecutivo se mudó a la estrategia del miedo. Y el miedo no funcionó.

Defensores del no celebran en Berlín el pasado viernes los resultados del referéndum sobre el Tratado de Niza.
Defensores del no celebran en Berlín el pasado viernes los resultados del referéndum sobre el Tratado de Niza.AP

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