Capriati agranda su sueño
La estadounidense consigue su segundo título del Grand Slam del año al derrotar por 12-10 a la belga Clijsters en el tercer 'set'
Fue una victoria épica. Plagada de errores, eso sí, pero épica al fin y al cabo. Y ganó Jennifer Capriati. A sus 25 años, la tenista estadounidense está viviendo un sueño y se niega a despertar. Tiene una imagen difuminada de lo que le está ocurriendo y no parece saber exactamente si es real o ficticio. Necesita todavía tiempo para encajar lo que ella misma ha definido como 'una reencarnación'. Pero su triunfo de ayer en el torneo de Roland Garros no forma parte de ningún decorado imaginario. Al contrario, es muy real. Igual que lo fue el primer título del Grand Slam de su carrera, el que ganó en enero en el Open de Australia.
Ayer logró el segundo. Superó a la belga Kim Clijsters, que acaba de cumplir 18 años, por 1-6, 6-4 y 12-10 sobreponiéndose a una crisis evidente en su juego de ataque y a la resistencia extrema que le planteó la novia del australiano Lleyton Hewitt. Al final, sin embargo, fue ella la que levantó los brazos, miró hacia el palco de jugadores y se subió a un entarimado para poder llorar a gusto abrazada a su hermano, Steve, y a su padre, Stéfano, mientras su madre, Denise, divorciada, les miraba expectante y emocionada desde unos metros más arriba. 'Gracias a mi familia', lanzó por los altavoces de la pista tras recoger el trofeo de campeona en presencia de Chris Evert y el atleta Maurice Green; 'gracias por todo lo que habéis hecho por mí. ¡Os quiero tanto!'
Y después rememoró los momentos que había vivido en París hace 11 años, cuando, con 14, se convirtió en la tenista más joven de la historia en alcanzar unas semifinales del Grand Slam. 'Nunca pensé que eso iba a poder ocurrir', dijo; 'estoy maravillada por este sueño. No me parece real. Y no sé si quiero despertarme. Quiero dedicar la victoria a Corina , a la que deseo lo mejor'. Capriati tampoco se olvidó de su rival. 'Creo que en el futuro estarás en mi lugar muchas veces', alentó a Clijsters. Y ésta le devolvió el cumplido: 'Estoy convencida de que este año vas a ganar otros títulos del Grand Slam'.
Éste es justamente el objetivo que ahora se está trazando la ex novia de Estados Unidos en su renovada carrera profesional: ganar los cuatro grandes el mismo año, algo que sólo han logrado Mareen Connolly (1953), Margaret Court (1970) y Steffi Graf (1988). Cuando fue una niña prodigio ganó más dinero del que pudo gastar -firmó un contrato de cinco millones de dólares antes de entrar en el circuito-, pero nunca llegó tan lejos como ahora a nivel deportivo. Después, a los 17, se produjo su crisis, su desvinculación del tenis -entre finales de 1993 y 1996-, al no soportar la presión a que la sometía su padre, sus problemas con la justicia -fue acusada de robar un anillo en unos almacenes y de posesión de droga-, su abandono total. Y, por último, su regreso, lo que ella llama su reencarnación.
Su victoria de ayer no fue brillante. En algunos momentos del partido incluso mantuvo una actitud tan defensiva que no mereció ganar. En este sentido, Clijsters arriesgó más, jugó con más convicción, hasta que todo se decidió. Entonces, la primera belga que disputa una final del Grand Slam acusó el peso de la responsabilidad y su brazo se encogió. Por entonces, Clijsters había salvado ya tres pérdidas de servicio en la tercera manga y la había llevado hasta el 10-11 para Capriati. Una vez allí, la norteamericana decidió que ya era suficiente, que no podía seguir en la línea de fondo. Así, se fue a la red tras su saque y concluyó el partido. En el camino quedaron una lista interminable de errores no forzados: 79 de Capriati y 76 de Clijsters. Una cifra altísima para conseguir sólo 24 y 31 golpes ganadores respectivamente.
'Tal vez no fue un buen partido', confesó Stéfano Capriati, todavía emocionado desde la misma grada del estadio Philipe Chatrier; 'pero creo que lo que está haciendo Jenny es un ejemplo para el tenis y el deporte. Demuestra que nunca es tarde y que con voluntad puedes volver a intentarlo. Lo más importante es dar amor. Es la mejor lección que te da la vida'.
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