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Brasil aplica restricciones de electricidad a 32,3 millones de familias

Juan Arias

Tras varios aplazamientos y con un gran caos jurídico, el Gobierno brasileño comenzó a aplicar ayer el racionamiento de energía eléctrica para 32,3 millones de familias del suroeste, noroeste y centroeste del país. El racionamiento, en principio, estará vigente hasta el próximo mes de diciembre. Brasil sufre graves problemas de suministro por el aumento de la demanda de energía, la sequía y la precariedad de sus infraestructuras. El desfase ha llevado al Gobierno a tomar medidas para restringir el consumo en un 20%.

De esta forma, las familias y las empresas tendrán que ahorrar un 20% de su consumo habitual. Si no lo hacen, se les cortará el suministro durante tres días el primer mes; durante seis, el segundo mes que incumplan la medida, y así de forma progresiva. El plan de ahorro prevé también un aumento del 50% en los precios de la luz para los consumidores que superen los 200 kilovatios al mes e incrementos de hasta el 200% para los que superen un consumo de 500 kilovatios. Cada familia afectada fue informada ayer de la cantidad de energía que puede gastar al mes, en relación al consumo del año pasado.

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Pero el plan del Gobierno puede ser modificado en los tribunales. La lluvia de demandas que se han presentado en los juzgados por la presunta inconstitucionalidad de las medidas (muchas de ellas aceptadas rápidamente por los jueces) ha hecho que en el mismo día de inicio de restricciones, el Gobierno anunciara que es posible que muchas de esas medidas de castigo para quienes no consigan ahorrar el 20%, puedan ser aún corregidas.

Conflicto

Uno de los puntos de mayor conflicto ha sido la anulación por parte del Ejecutivo del código de defensa del consumidor. El Gobierno ha movilizado a 200 abogados y a 62 procuradores para hacer frente a las posibles resoluciones de sentencias a favor de los consumidores.

Lo cierto es que la falta de energía eléctrica para una buena parte del país ha llegado de sopetón. Nadie se lo esperaba en un país que produce su energía a través de instalaciones hidroeléctricas y que posee un inmenso acuífero, el de Guaraní, con una capacidad de 45 trillones de metros cúbicos y que se extiende por 1,2 millones de kilómetros cuadrados desparramados por ocho Estados.

¿Qué ha ocurrido entonces? Que Brasil confió demasiado en su abundancia no sólo de agua, sino de lluvias, cuando la pasada estación ha sido una de las más secas de los últimos 40 años. También ha habido descuido en la construcción de hidroléctricas, hasta el punto de que el mismo presidente de la República, Fernando Henrique Cardoso, ha explicado al país que 'no le habían informado' de que Brasil pudiera sufrir problemas.

[En este contexto, la española Endesa anunció ayer su intención de acelerar la construcción de la segunda línea de interconexión eléctrica entre Argentina y Brasil, proyecto cuyo presupuesto asciende a 350 millones de dólares].

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