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Las abejas miden las distancias con la vista y las comunican bailando

Una serie de experimentos muestra el complejo código del insecto

Las abejas forman una comunidad en la que cada individuo tiene una función. Las exploradoras recorren los alrededores de la colmena hasta que encuentran comida y al volver a la colmena comunican su situación a las abejas obreras, que deben ir a buscarla. Lo hacen con dos tipos de danza, como demostró hace ya varias décadas Von Frisch. Si la comida está cerca, danzan en redondo. Si está más lejos, la danza es en forma de óvalo e incluye un zigzag cuya duración es proporcional a la distancia y cuyo ángulo indica la dirección.

Dos científicos, Mandyam V. Srinivasan, de la Universidad Nacional Australiana en Canberra, y Harald A. Esch, de la Universidad de Notre Dame (Indiana, EE UU) han investigado, primero por separado y ahora juntos, el complicado código que utilizan las abejas para su eficaz búsqueda y aprovechamiento de la comida y, sobre todo, cómo miden la distancia que recorren parar encontrar la comida.

Sus experimentos anteriores, en los que Srinivasan hizo volar las abejas por estrechos túneles, sirvieron para rechazar la hipótesis de que las abejas estiman la distancia por el consumo de energía y establecieron sin dudas que se trata de una estimación visual, basada en el llamado flujo óptico: las imágenes que entran por la retina durante el vuelo. En los insectos, el sistema nervioso funciona de forma que volar una distancia corta a baja altura genera la misma señal que hacerlo una distancia más larga a mayor altura. Por eso, los científicos pudieron comprobar que las abejas que volaban por un túnel, recubierto con un paisaje determinado (las rayas horizontales no hacían efecto alguno), para localizar la comida situada en su extremo, a su vuelta efectuaban danzas con un zigzag mucho más largo de lo que correspondía a la distancia recorrida.

Unidos ahora, Esch y Srinivasan, han ido un paso más allá y, según publica Nature hoy, han comprobado que las danzas efectuadas tras los vuelos por eltúnel transmiten efectivamente el mensaje equivocado porque no informan de las distancias absolutas sino de las percibidas, y tampoco informan del paisaje.

El túnel, de ocho metros, estaba situado a tres metros de la colmena, con un comedero con agua y azúcar en su extremo, cerrado. Por dentro tenía la parte superior cubierta por una red, lo que permitía ver el cielo, y el resto recubierto por un papel cuadriculado en blanco y negro. Diez abejas marcadas fueron entrenadas para buscar comida en el túnel y a la vuelta sus danzas en zigzag fueron de 358 milisegundos de duración (se grabaron en vídeo y se analizaron imagen por imagen). Para poder calibrar la distancia al aire libre que corresponde a esta danza, se entrenaron otras diez abejas para que buscaran comida cada vez más lejos, hasta 450 metros de distancia, y al comparar las danzas el resultado fueron 72 metros. Entonces se observó como reaccionaban las otras abejas a las danzas de las exploradoras (cerrando el túnel y abriéndolo después para iniciar el proceso). Salieron a buscar comida y se centraron en un comedero situado a 70 metros, una distancia perfectamente acorde con la duración de la danza, a pesar de que había otros a 35 y a 140 metros de distancia.

A pesar de este resultado, no todo está claro todavía. Al repetir el experimento con el túnel en otra dirección, la calibración ya no valió, al parecer porque en un caso el terreno era ascendente y en el otro descendente.

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