Hospital maternal
A raíz del reciente nacimiento de mi segundo hijo, he tenido ocasión de disfrutar de la completa renovación de instalaciones en el Hospital Maternal de Virgen del Rocío (Sevilla). Me ha sorprendido todo agradablemente, por cuanto tenía una imagen muy diferente de hace cuatro años (cuando nació mi primera hija). Veo satisfecho que, al menos en esta ocasión, sí he visto una adecuada relación entre los impuestos que pago y los servicios que recibo. Veo igualmente que, de proseguir por este camino, tendremos que cambiar una serie de lugares comunes despectivos acerca de nuestros servicios públicos. Creo que es preciso criticar todo aquello mal hecho o mejorable, pero también es justo saludar el buen trabajo. Se trata sin duda de una inversión bien hecha en beneficio directo de toda la ciudadanía, en el momento más importante de la vida (el de nacer). No podría concluir con justicia esta carta si no mostrara mi agradecimiento a todo el personal que nos ha atendido. Creo mi deber sacar del silencio el mérito de esa labor callada que redunda en un beneficio tan ostensible para todos.
Por último, ya que veo que de vez en cuando hay gente sensible entre los que manejan los dineros públicos, querría aprovechar esta ocasión para dar una sugerencia. Si se quiere rematar la faena y que a nuestros hospitales no los reconozca ni la madre que los trajo, piensen en hacer habitaciones individuales con cama para acompañante. Los doloridos huesos del familiar que pasa una madrugada en un sillón se lo agradecerán. A ver si para ver eso no tengo que esperar que mi hija me haga abuelo.
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