Los albaneses de Macedonia rompen su pacto con la guerrilla

El representante de la política exterior de la UE, Javier Solana, viajó ayer de nuevo a Skopje para reactivar el diálogo interétnico que calme la violencia en Macedonia y aislar a la guerrilla albanesa. Este nuevo intento dio resultado y logró que los dos partidos de la minoría albanesa renuncien al acuerdo firmado recientemente con la guerrilla.

Aunque los términos de ese pacto han permanecido en secreto, ha trascendido que, aparte de reivindicaciones culturales, los albaneses exigían una amnistía para los guerrilleros, algo inaceptable para la mayoría eslava y el Gobierno. La reanudación del diálogo supone la renuncia por parte de los partidos políticos a esta última aspiración.

El presidente macedonio, Boris Trajkovski, jefe del Gobierno de concertación recién formado (donde están representadas las dos comunidades) se comprometió a adoptar medidas inmediatas para solucionar pacíficamente la crisis.

Por otra parte, la OTAN "reajustará" en un 10%, aproximadamente, su presencia militar en Bosnia-Herzegovina (actualmente tiene 21.000 soldados). No obstante, la Alianza Atlántica califica el recorte de poca monta y asegura que no supone un cambio de política sobre el despliegue de fuerzas de paz en esa república de la antigua Yugoslavia y en la provincia serbia de Kosovo (43.000 soldados).

El secretario de la OTAN, George Robertson, declaró ayer en Budapest que hay unanimidad en esa política, y el secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, volvió a deleitar los oídos de los aliados al repetir la frase mágica que ya dijo en Bruselas en febrero al referirse a los Balcanes: "Llegamos juntos y nos iremos juntos". Pero les pidió también que asuman más funciones.