El Valladolid derriba Riazor
El Deportivo encaró la cita con excesiva comodidad
A punto de concluir la temporada y frente al rival más inesperado, cayó la fortaleza de Riazor. Desde el 5 de enero de 2000 no perdía el Deportivo en su estadio y ayer fue a sucumbir en un partido que se tomó al principio con demasiada comodidad. Su relajación facilitó que el Valladolid se agigantase con el paso del tiempo y pescase una victoria que lo deja casi a salvo. El Depor, tras perder el título, ve amenazado su segundo puesto.
El Deportivo se creyó que el encuentro iba a ser fácil y, cuando quiso reaccionar, se topó con un rival que había ido creciendo hasta perder el miedo a Riazor y a la asfixiante situación psicológica de los equipos que tratan de escapar del descenso. Luchar por el segundo puesto no es lo mismo que pelearse por el título a pesar de toda la importancia que tenga, que es mucha, entrar en la Liga de Campeones sin pasar por la fase previa. Las imágenes de la Cibeles debieron de entibiar el ánimo de los deportivistas, que se tomaron el partido como un ejercicio de salón: mucho toque y poco vigor.
DEPORTIVO 1|VALLADOLID 2
Deportivo: Songo'o; Manuel Pablo, Donato, Helder (Scaloni, m. 64), Romero; Víctor (Emerson, m. 85), Mauro Silva, Valerón (Turu, m. 72), Fran; Makaay y Tristán. Valladolid: Ricardo; T. Gómez, García Calvo, Heinze, Marcos; Peña, Turiel; Caminero (F. Sales m. 59), Fernando, Chema (Richetti, m. 81); y Kaviedes (Alberto, m. 77). Goles: 0-1. M. 44. Magnífica vaselina de Caminero hacia el interior del área, Chema no controla y el rebote le llega a Kaviedes, que, solo, marca. 0-2. M. 63. Chema pasa a Sales, que se anticipa a la defensa y eleva el balón sobre la salida de Songo'o. 1-2. M. 75. Makaay, a centro de Turu. Árbitro: Llonch. Amonestó a Turiel, Mauro Silva, Caminero, García Calvo, Scaloni, Kaviedes, Peña y Richetti. Unos 30.000 espectadores en Riazor.
Como casi todos los equipos que se asoman por Riazor, el Valladolid empezó muy tímido, sobrepasado por el nombre del rival y la fama de su estadio. Pero el Depor le trató con benevolencia y consintió que fuera encontrándose más cómodo según pasaba el partido. Pese a su delicada posición, el conjunto de Moré nunca renunció a jugar y, tras quitarse de encima sus temores, empezó a combinar con propiedad hasta acabar con un gol antes del descanso nacido en una gran vaselina de Caminero.
Al Depor no le quedó otra que espabilarse, pero, en cuanto comenzó el bombardeo sobre el área de Ricardo, los contragolpes visitantes fueron ganando peligro y en uno Kaviedes agarró el segundo gol. Regresó entonces el Depor adicto a las hazañas imposibles, un equipo dispuesto a defender hasta el último aliento su aureola de invencible en Riazor. El gol de Makaay alimentó la esperanza y dio paso a un asedio agobiante sobre el área de Ricardo. Pero las heroicidades sólo se producen de vez en cuando.
El Valladolid ya se había hecho fuerte y vislumbraba la posibilidad de garantizar la supervivencia. Así que aguantó con entereza el diluvio final.
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