El menor crecimiento de la economía en EE UU augura una nueva rebaja de tipos
Greenspan augura una bajada del crecimiento hasta marzo y lleva la inquietud a los mercados
Ésta es una temporada de incertidumbre y de sorpresas. La economía estadounidense parece jugar a la oca: una día está a punto de salir del pozo, y al siguiente se encuentra de vuelta en la casilla de salida. Cuando el Departamento de Comercio publicó su estimación sobre el primer trimestre, todo el mundo quedó boquiabierto. Un 2% representaba un crecimiento casi saludable, el doble que en diciembre, y anticipaba el retorno del buen tiempo. Los inversores recuperaron el apetito por comprar y tomar posiciones de cara a la vuelta de verano, cuando el aterrizaje debía estar concluido. Los analistas más escépticos no creyeron, sin embargo, que la recuperación pudiera ser tan rápida y calcularon que la realidad rondaría finalmente el 1,5%. Pero fue peor que eso. El 1,3% definitivo demuestra que las nubes permanecen.
El presidente de la Reserva Federal (Fed), Alan Greenspan, ya había advertido el jueves por la noche de que el optimismo era prematuro. En una conferencia pronunciada ante los miembros del Economic Club de Nueva York, Greenspan fue inusualmente claro: 'El periodo de crecimiento económico bajo no ha terminado todavía, y no estamos libres del riesgo de que la debilidad económica sea más grave de lo que ahora anticipamos y requiera más respuestas'.
Inflación elevada
Uno de los gobernadores de la Fed, Laurence Meyer, había dicho horas antes que 'la inflación permanece por encima del nivel aceptable' y dio a entender que el banco central no debía ir más lejos en su campaña de reducciones de los tipos de interés. No obstante, ahora parece que Greenspan volverá a imponer otro recorte, que sería el sexto del año (a un ritmo de medio punto por mes).
El índice de precios en el consumo personal, un indicador muy apreciado por la Reserva Federal, se situó a final de marzo en el 3,2%, 2,6% si se descuentan energía y alimentación. Algunos economistas consideran que la inflación es excesiva para un contexto de crecimiento anémico, e incluso pronuncian el temido término estanflación (la combinación de crecimiento negativo e inflación elevada que trituró las economías occidentales en los años setenta), pero Greenspan, la autoridad más respetada en la materia, no comparte ese temor.
'Con la inflación energética probablemente en su punto más alto y con el mercado laboral debilitándose y haciendo más difíciles las subidas salariales, resulta razonable pensar que los precios permanecerán contenidos', dijo el presidente de la Reserva Federal. Las palabras de Greenspan y los datos publicados después, confirmaron que aún debía esperarse al menos otro descenso de medio punto, hasta el 3,5%, en el interbancario a 24 horas, el tipo de referencia para el precio del dinero en Estados Unidos.
Si la Fed no detecta la necesidad de actuaciones más urgentes, la sexta bajada desde enero se producirá el próximo 27 de junio. 'No puedo imaginar que pueda dudarse de que en junio veremos otro recorte del 0,5%', comentó John Lipsky, economista jefe de J.P. Morgan Chase. 'Aún estamos en la cuerda floja, entre el aterrizaje suave y la recesión, y Greenspan nos dice claramente que debe seguir manejando los resortes monetarios', opinó a su vez Sung Won Sohn, economista jefe de Wells Fargo.
La letra pequeña de las estadísticas publicadas ayer no deja lugar a dudas sobre la persistencia del enfriamiento. Las ventas de automóviles, ordenadores y otros bienes duraderos cayeron un 5% en abril tras subir un 2,2% en marzo; las ventas de viviendas, que hasta el momento se habían mantenido en terreno positivo, cayeron también un 5,2% en abril. Mientras, los beneficios globales de las empresas bajaron un 3,1% en el primer trimestre, tras un descenso aún mayor, del 4,3%, en el cuarto trimestre de 2000.
El gasto de los consumidores, que sigue siendo el motor de la actividad económica y que ha evitado hasta el momento una recesión en toda su crudeza, crece aún a un ritmo aceptable, el 2,9%, aunque dos décimas por debajo de lo que se preveía.
Lecturas positivas
Con todo, hubo, sin embargo, enfoques más sofisticados en la lectura de las estadísticas. La enorme diferencia entre las estimaciones, 2%, y la realidad, 1,3%, hizo cavilar a muchos economistas. Pocas veces habían fallado tanto los cálculos del Departamento de Comercio. Los especialistas bucearon en los datos en bruto para encontrar la causa de la desviación, y acabaron encontrando buenas noticias ocultas bajo las malas. La languidez del crecimiento en el primer trimestre podría ser así un síntoma positivo.
El Departamento de Comercio erró porque no disponía de datos sobre inventarios, algo crucial. Las empresas, que empezaron a acumular producto en sus almacenes a finales del año pasado, cuando las ventas se desplomaron, se han mostrado muy eficientes al liquidar sobrantes. Las existencias almacenadas se redujeron de forma sustancial en el primer trimestre, con rebajas y ofertas que a menudo implicaban pérdidas y, por tanto, repercutían negativamente en el crecimiento. De forma anualizada, los inventarios cayeron en 18.900 millones de dólares, la mayor reducción desde 1991.
'La liquidación de inventarios mantiene un ritmo muy rápido, y eso es positivo para el crecimiento futuro porque las empresas pueden volver a producir', comentó Steve Richiutto, economista de ABN Amro. Anthony Chan, economista jefe de Banc One Investment Advisor, opinó en el mismo sentido: 'Podría ser que el mayor problema, el de los inventarios, que fue la causa del desplome del crecimiento en el cuarto trimestre del año pasado, estuviera ya casi solucionado'.
[Por otra parte, la Oficina de Estadística británica aseguró ayer que la economía del Reino Unido creció un 0,4% en el primer trimestre].
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