'En los territorios palestinos falta democracia y justicia'

Haider Abdul Shafi es, a pesar de sus sesenta y mucho años, una de las figuras carismáticas de la lucha por la democratización de este embrión de Estado de Palestina. Miembro destacado en la delegación que acompañó a Yasir Arafat en las conversaciones de Madrid, hoy se alinea en la oposición, después de haber presentado su dimisión como diputado. El doctor Shafi lidera los sectores pragmáticos de su sociedad que luchan en un doble frente: la independencia nacional y una sociedad más justa y democrática.

El doctor Abdul Shafi, responsable de la Media Luna Roja en Gaza, acaba de lanzar en plena Intifada una nueva ofensiva contra la Administración de Yasir Arafat pidiendo la democratización y transparencia en el Gobierno autónomo para evitar de esta manera que la futura Palestina se convierta en una sociedad dictatorial a imagen y semejanza de los países árabes vecinos.

'Para organizar y gestionar bien la Intifada, hay que resolver los problemas generados por la corrupción'

La iniciativa democrática del doctor Shafi, en forma de manifiesto, tiene ya la firma y el apoyo de más de mil personalidades de la vida política y social de los territorios autónomos. El documento, según los firmantes, es una manera, la mejor, de legitimar, democratizar y reforzar la Intifada palestina.

Pregunta. ¿Que pretenden con este documento de denuncia?

Respuesta. El objetivo es revelar la falta de democracia y de justicia en el interior de los territorios palestinos, y recalcar también la ausencia de transparencia en la gestión de los recursos financieros.

P. ¿Supone esto un ataque directo contra Yasir Arafat?

R. Aunque el documento no va dirigido personalmente contra Yasir Arafat, la verdad es que él es el último destinatario del documento. Él es el único responsable de la situación. Sólo él puede contestar a las preguntas que hacemos.

P. ¿No es un momento inoportuno para plantear estos problemas internos, en plena Intifada?

R. ¿Inoportuno? De ninguna manera; al contrario, es el momento adecuado para exponer estos problemas. Es necesario más que nunca un organismo unitario, basado en la legitimidad, que coordine los esfuerzos sobre el terreno de quienes participan en la Intifada. La Intifada se desencadenó de manera improvisada y continúa actuando de manera improvisada. Tenemos necesidad de un órgano que dirija y coordine la revuelta. Tenemos que democratizar la Intifada.

P. ¿Pero cree que hay ahora tiempo y tranquilidad suficientes como para debatir la corrupción en la Administración palestina?

R. No es nuestro objetivo estudiar y resolver ahora los problemas relacionados con la corrupción. Pero, para organizar y gestionar bien la Intifada, hay que resolver los problemas generados por la corrupción; hay que garantizar la justicia social. Hay que luchar contra la corrupción. Insisto: tenemos que democratizar el Gobierno para salvaguardar y organizar correctamente la Intifada.

P. ¿En su opinión, como habría que organizar la Intifada?

R. Para empezar, quiero denunciar la actitud absentista de la Autoridad Nacional Palestina en esta Intifada. Es flagrante. No hay consignas, no hay estrategia clara. No podemos enfrentarnos militarmente a Israel: no estamos a su nivel. La lucha debe ser simbólica, reducida a piedras o a movilizaciones pacíficas, como sucedió en la primera Intifada. Sólo donde haya violencia y ocupación hay que luchar con todas las armas a nuestro alcance.

P. ¿Cree que es efectiva una Intifada sólo con piedras?

R. Las piedras son un símbolo, pero también es la manera de recordar a la comunidad internacional que tenemos unos derechos, que existimos. Pero, además, con las piedras evitamos que Israel encuentre excusas para atacarnos. Yo creo que las piedras son la mejor manera de transmitir un mensaje al mundo democrático, a pesar de que no hace nada por ayudarnos.

P. ¿Qué durará más, la lucha contra el ocupante o la revolución por la democratización de Palestina?

R. La lucha por la democracia será larga. No podemos engañarnos. Los países europeos han tardado siglos en llegar a tener regímenes democráticos. Un diputado británico me recordaba recientemente que Gran Bretaña, para tener una Constitución, tuvo que asumir una larga historia jalonada de muertes y de sangre. Ahora hay otros métodos y vías diferentes; no hay por qué pasar por la sangre y las muertes, pero el camino será largo. Muy largo.