ONG españolas piden que no se olvide la guerra de Angola
Angola vive una de las más largas, miserables y desconocidas guerras civiles de las que están teniendo lugar en el continente africano. Ante una guerra convertida en negocio, las ONG Acción contra el Hambre, Médicos del Mundo, Intermón-Oxfam y Medicus Mundi pidieron ayer en Madrid una mayor implicación de la comunidad internacional para la resolución del conflicto olvidado de Angola, un país extremadamente rico, pero cuyos recursos se reparten el Gobierno y los rebeldes sin que éstos reviertan en la población. A través de los grupos parlamentarios de PSOE y CiU, estas ONG han promovido una propuesta no de ley para que sea aprobada por el Congreso y en la que piden al Ejecutivo medidas que garanticen la 'transparencia del comercio de diamantes' y el cumplimiento del Código de Conducta de la UE sobre el tráfico y venta de armas.
Los 25 años de guerra en Angola han hecho de este país 'el peor para que nazca un niño', según Acción Contra el Hambre, ya que 'tres de cada diez niños no llegan a cumplir los cinco años'. Todo ello porque no existe un acceso a la sanidad, a la educación o a algo tan vital como el agua potable, además del hecho de que Angola es el país más minado del mundo, junto con Afganistán y Camboya.
La situación en Angola se ha deteriorado especialmente desde 1998, cuando se rompió el Protocolo de Lusaka, firmado en 1994, en el que el Gobierno de Luanda y la UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola) se comprometían a un alto el fuego y a la integración de las fuerzas rebeldes en las Fuerzas Armadas gubernamentales. La UNITA, que controla las minas de diamantes, se ha logrado rearmar desde entonces, mientras que Luanda ha hecho lo propio gracias al petróleo.
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