Mueren 25 niños afganos en Pakistán

Una treintena de personas, 25 de ellos niños, han muerto en lo que va de mes en Nuevo Jalozai, un campamento que alberga a 70.000 afganos a los que Pakistán se niega a reconocer como refugiados. Diarrea, deshidratación e infecciones empiezan a hacer estragos. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha advertido al Gobierno de Islamabad del riesgo de epidemias que pueden extenderse a la población paquistaní.

La alarma ha motivado que las autoridades paquistaníes faciliten la labor del personal humanitario. 'Durante la pasada semana, hemos podido trabajar más deprisa y con menos problemas', reconoció ayer a EL PAÍS una fuente de ACNUR. Los esfuerzos se han traducido en un aumento del agua potable que esta agencia reparte diariamente (de 400.000 litros en abril a 580.000 hoy) y la finalización de 192 letrinas que elevan el total a 920. Aún así, ACNUR sigue calificando de 'infrahumanas' las condiciones de vida en Nuevo Jalozai.

'Nunca en los 22 años que llevamos trabajando aquí habíamos tenido una situación tan grave como ésta', explicaba recientemente a este diario Montserrat Feixas, vice representante de ACNUR en Pakistán. Feixas ha advertido al Gobierno paquistaní del riesgo que supone la proximidad de los núcleos urbanos. 'Cualquier epidemia se extendería rápidamente fuera de los campamentos', asegura.Con temperaturas de 45º C, los 70.000 refugiados de Nuevo Jalozai se hacinan en apenas dos kilómetros cuadrados y en condiciones miserables. ACNUR ha puesto en marcha un plan de emergencia para mejorar sus condiciones de vida, pero choca con la falta de espacio físico para plantar más tiendas y servicios básicos. 'Hemos llegado a los límites del campo y los propietarios de las tierras que hay alrededor no nos autorizan a ocuparlas, por eso hemos solicitado la cooperación de Pakistán; sin más espacio, nuestros esfuerzos resultarán inútiles', concluye Feixas quien se muestra convencida de que contarán con su ayuda al igual que en el pasado.