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IMPUESTOS

El PSOE propone una reforma radical del IRPF con la introducción de un tipo único

El plan de los socialistas incluirá todas las rentas para evitar el mal uso de 'ingenierías fiscales'

El secretario de Política Económica y Ocupación del PSOE, Jordi Sevilla, confirmó ayer que la intención de su partido, si gana las próximas elecciones, es bajar los impuestos sin que ello implique necesariamente una merma de la recaudación. Los socialistas barajan introducir un tipo único en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y eliminar los seis tramos actuales, lo que supondría una auténtica revolución en el actual sistema impositivo español. Para que esa reforma no perjudique a las rentas más bajas, el PSOE ha diseñado una serie de medidas correctoras.

El tipo único es el cambio más radical de los que se plantean, ya que eliminaría la actual tarifa progresiva; es decir, la que cuenta con seis tramos de renta y los grava con una escala de entre el 15% y el 48%, en mayor proporción cuanto más altos son los ingresos. El PSOE considera que el tipo único es una propuesta más avanzada que la oferta electoral del PP hace un año (no incluida en el programa pero sí anunciada por el presidente José María Aznar durante la campaña) que consistió en una reducción del tipo máximo al 46% y del mínimo al 15%, sin especificar el número de tramos.

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El tipo único que proponen ahora los socialistas pretende desmontar también la idea de que cuantos más tramos tenga una tarifa, más progresiva es; es decir, más se afina en el principio de que pague proporcionalmente más quien más gana. La condición es que se introduzcan varias correcciones al tipo único que, según Sevilla, garantizan ese principio de progresividad. La primera es que todo tipo de rentas, incluidas las plusvalías, estarían sometidas al mismo tipo impositivo. En la actualidad, una renta del trabajo puede estar gravada hasta el 48% mientras que una ganancia por la venta de un piso o un fondo de inversión tributa al 18%.

El segundo corrector consistiría en un mínimo exento y en la definición de una renta ciudadana o cantidad de subsistencia que se deduciría de la cuota del impuesto. En la actualidad, los llamados mínimos personales o familiares se descuentan de la base (el individual es de 550.000 pesetas) y no están gravados por el IRPF, lo que supone un ahorro mayor cuanto más alta es la renta (un contribuyente con altos ingresos pagaría más por ese mínimo que quien los tiene bajos, porque su tipo tipo impositivo es inferior).

Al pasar a la cuota, el beneficio en pesetas es igual para todos, aunque el ahorro de impuestos es proporcionalmente mayor cuanto más baja es la factura fiscal y, por tanto, la renta. Esa renta ciudadana sería también el umbral mínimo para las pensiones no contributivas y los subsidios de desempleo. Al mismo tiempo se eliminarían, de forma progresiva las actuales deducciones (vivienda, planes de pensiones, donaciones, etcétera).La cuantía de ese tipo único no está aún determinada, ya que los asesores económicos del equipo de Rodríguez Zapatero hacen ahora los números para que, al menos desde el punto de vista técnico, la propuesta sea irrefutable. El punto de referencia es el tipo efectivo del impuesto de sociedades (el impuesto que realmente pagan las empresas después de aplicar las deducciones), entre el 22% y el 28%, según se incluyan o no los fondos de inversión, ya que otra de las preocupaciones de los socialistas es cortar una de las vías más utilizadas en la actualidad por las grandes fortunas para eludir el IRPF.

Este truco consiste en la creación de empresas ficticias para que las ganancias del patrimonio familiar tributen al 35% (el tipo del impuesto de sociedades) en lugar de al 48% (el máximo del IRPF). Si el tipo medio del IRPF se acerca al efectivo de sociedades, el atractivo de esa ingeniería fiscal desaparece y ésta sería otra forma de garantizar un impuesto 'realmente' progresivo.

Se trata de un cambio de orientación que ya dejó claro el equipo de José Luis Rodríguez Zapatero cuando accedió a la dirección socialista hace casi un año, pero al que se quiere dar un contenido más allá de la mera compra de votos. Los socialistas se preparan ya para la carrera y ultiman la propuesta del tipo fijo largamente acariciada por algunos teóricos de la fiscalidad, aunque sin aplicación práctica hasta el momento.

Los socialistas no quieren que la nueva rebaja del IRPF que el Gobierno tiene comprometida para el final de la legislatura les pille sin una propuesta coherente y meditada. La experiencia de la anterior reforma -la de 1999- no fue buena para el principal partido de la oposición ya que creó el desconcierto en sus filas y dio al Gobierno uno de los principales argumentos para renovar con creces su victoria electoral.

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