El Gobierno aplaza la rebaja fiscal hasta el fin de la legislatura por la desaceleración económica
El Consejo de Ministros aprobó ayer la revisión anual del Plan de Estabilidad (1999-2004) para su envío a Bruselas, como una de las exigencias derivadas de la pertenencia al euro. La Comisión Europea deberá dar después su visto bueno, igual que hará con los demás países que forman la moneda única. Al menos sobre el papel, se han de elaborar unas previsiones económicas y presupuestarias que hagan viable la nueva divisa.
Las cifras presentadas por el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, confirman que la desaceleración se hará más acusada en los próximos años. El punto de partida es un crecimiento del 4% en el año 2000, que descenderá hasta el 3,6% en 2001 y se situará en una media del 3,2% entre los años 2002 y 2004.
Nada, ni mucho menos, dramático, según destacó Rato al afirmar que 'durante ocho años vamos a crecer por encima del 3%'. 'Es el ciclo de crecimiento más largo de la economía española; no lo encontrarán ustedes en los últimos 25 o 30 años en España', remachó. Y aprovechó para decir: 'Dependerá de quien gobierne, ese ciclo podrá continuar a partir de 2004'.
Pero el hecho de que la economía crezca con menos fuerza es relevante cuando se está acostumbrado a todo lo contrario. Por ejemplo, en las previsiones presupuestarias. El Plan de Estabilidad presentado ayer consagra el superávit presupuestario y lo quiere hacer compatible con una nueva rebaja de impuestos, con el aumento de la inversión pública (hasta el 3,8% del PIB), con una dotación de un billón de pesetas para el fondo de reserva de las pensiones y con la creación de 1,3 millones de empleos.
Y todo ello con una ausencia prácticamente total de reformas estructurales en el gasto público. Hasta ahora, la ecuación ha salido gracias a que la economía ha llegado a crecer hasta el 4,3% en 1998, a que se ha puesto el freno a la inversión pública y a la contabilidad creativa. A partir de ahora, la economía crecerá, pero a menos ritmo, y es lo que ha aconsejado al Gobierno aplazar su compromiso de rebaja de impuestos hasta el final de la legislatura.
Calendario
Así lo confirmó ayer el ministro de Economía y de esta forma se recoge en el Plan de Estabilidad. El año 2003 es el primero en que se reducirá la presión fiscal (los ingresos por impuestos y cotizaciones sociales respecto del PIB) dos décimas y otra más en 2004, hasta el 40,3%. En total, algo más de 300.000 millones de pesetas de menos ingresos.
Es la primera vez que el Gobierno concreta un calendario para la reforma del impuesto sobre la renta y para la casi eliminación del impuesto de actividades económicas (beneficiará al 90% de las pyme y autónomos) desde que, en febrero del pasado año, el presidente José María Aznar formuló la promesa electoral.
El tipo máximo del impuesto sobre la renta bajará desde el 48% actual hasta el 46%, y el mínimo, desde el 18% hasta el 15%. La rebaja afectará primero a las retenciones que se apliquen en las nóminas del año 2003 y el contribuyente hará su primera declaración con el nuevo IRPF en la primera mitad de 2004. En ese año se encadenarán dos campañas, la electoral y la de la renta, salvo cambios de calendario en la primera de ellas.
La otra gran medida que incluye el Plan de Estabilidad entre las divulgadas ayer (el documento completo no se distribuyó) es la dotación de algo más de un billón de pesetas para el fondo de reserva de las pensiones, nivel que se alcanzará en 2004. Ese fondo acumula este año 150.000 millones, si bien desde la oposición siempre se ha negado su existencia como tal.
La cantidad prevista sale del superávit que mantendrá la Seguridad Social en los cuatro años próximos (un 0,3% del PIB en cada ejercicio). El superávit en el Estado se alcanzará por primera vez en el año 2002, mientras que para las administraciones territoriales se prevé un equilibrio.
