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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La psicología, ¿esa lista inútil?

Me permito responder al artículo de opinión que el 2 de mayo de 2001 publicó este periódico y que firmaba don Amalio Blanco, y ello con todo el respeto que me merece su cátedra.

En primer lugar, decir que no pretendo defender un programa como es el de Gran Hermano, sino más bien lo que intento es defender a unos profesionales de la psicología que no han hecho otra cosa que su trabajo para una empresa, como tantos otros; trabajo que ha consistido en proceder a la selección de participantes (con mayor o menor acierto es otro interesante tema: la capacidad predictiva de esta disciplina), con las herramientas de que les ha dotado el estudio de la psicología y así descartar, entre otros, a aquellos que pudieran resultar dañados por la experiencia; y ya durante el concurso, ocuparse de evitar posibles daños psicológicos en los seleccionados y de darles el apoyo oportuno cuando ello fuera necesario. No encuentro en todo ello ningún quebranto del código deontológico, acusación que me parece de extrema gravedad.

Por otro lado, destaca el autor que 'el intento de legitimar este tipo de fanfarrias con argumentos científicos es algo que contraviene alguno de los principios deontológicos...', e insiste en la misma línea manifestando 'la esperanza de que esta vez la psicología se viera libre de ser esgrimida como un postizo y engañoso argumento de autoridad'.

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No veamos fantasmas donde no los hay. Nadie ha pretendido tal cosa. Sinceramente, estos miedos no me parecen sino el síntoma claro de ese viejo complejo de inferioridad de que adolece la psicología, complejo que, afortunadamente, se padece más en los ámbitos académicos que en los de la psicología aplicada.

No seamos hipócritas. ¿Qué diferencia hay entre la función que cumplen los psicólogos del programa y la de los que dedican su empeño a conseguir el mayor rendimiento de un deportista? ¿Ignora el autor que existen psicólogos detrás de campañas publicitarias, que no se comprometen desde luego con la defensa de un modelo de distribución económica o de un modo de convivencia que favorezcan al individuo? ¿Para cuándo un artículo sobre este último punto?

Desde la psicología social ¿no merecería un análisis más profundo y libre de prejuicios el hecho de que el programa levante ampollas frente a otros programas que son una ampolla en sí mismos?-

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