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Reportaje:

Potros 'in vitro'

Nacen en el Reino Unido los primeros caballos europeos concebidos artificialmente

Isabel Ferrer

Quickzee y su hermano Eazee, los dos primeros potros nacidos en Europa aprovechando las mismas técnicas de fecundación artificial aplicadas a las personas, fueron presentados ayer en sociedad por los científicos británicos del Centro de Fertilidad Equina de Newmarket, al este del país, responsables de su nacimiento. Pensados para que participen en las competiciones de saltos, los concursos hípicos de tres días y cualquier disciplina ecuestre excepto las carreras, la pareja podría allanar el camino en el futuro a la obtención de caballos genéticamente modificados.

Sanos y en plena forma, los potros tendrán pronto un primo nacido también en Newmarket de la mano de Twink Allen, experto en fertilización animal que ayer se mostró partidario de abordar la manipulación genética de los caballos para conseguir ejemplares ganadores. 'Si tenemos un caballo mejor a base de insertar el gen adecuado, ¿por qué no íbamos a hacerlo?', señaló. Según su equipo, los embriones de Quickzee y Eazee fueron obtenidos en el laboratorio gracias a la misma microinyección de semen en un óvulo (inyección intracitoplásmica) utilizada en los casos de esterilidad masculina por falta de calidad de esperma. Ambos embriones equinos fueron mantenidos en el laboratorio durante siete días para asegurarse de que estaban sanos. Sendas yeguas de alquiler llevaron luego a término el embarazo sin problemas. Una tercera está a punto de tener así otro potro. Un cuarto intento se malogró por el camino. Experimentos similares efectuados con anterioridad en Australia y Estados Unidos han tenido menos éxito, porque los expertos sólo mantenían el embrión en el laboratorio durante dos días, sin saber bien si el futuro potro estaría en buenas condiciones.

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A pesar del entusiasmo mostrado ayer por Twink Allen, el mayor espectáculo ecuestre de todos, las carreras de caballos, sigue vetando la introducción de cambios en la generación de equinos, al menos en el Reino Unido. La explicación es simple. Hasta los mejores ejemplares se retiran en plena juventud, hacia los cuatro o cinco años, y pueden dedicarse entonces a tener descendencia de forma natural. En el resto de los concursos ecuestres, los caballos suelen estar castrados y empiezan a competir cuando sus selectos compañeros saltadores abandonan los circuitos oficiales. Si las yeguas son excelentes, ningún criador quiere dejarlas en dique seco con un embarazo de 11 meses. 'Los mejores potros nacen de padres jóvenes, y la fecundación artificial permite congelar semen (antes de la castración) y óvulos que servirán durante años', aseguran en Newmarket.

En EE UU, las investigaciones llevan otro rumbo. Desde hace seis años existe el proyecto de investigación Genoma Ecuestre, similar al del Genoma Humano, que trata de mejorar las razas equinas rastreando las mutaciones genéticas responsables de enfermedades propias de los caballos.

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