_
_
_
_
_
Reportaje:

El suplicatorio imposible

La Eurocámara, Justicia y el Tribunal Supremo se siguen 'peloteando' la petición de Garzón para actuar contra Berlusconi

El suplicatorio que el juez Baltasar Garzón debía hacer llegar a Estrasburgo para poder investigar al aún eurodiputado italiano Silvio Berlusconi por un supuesto fraude fiscal relacionado con su gestión de la cadena española de televisión Tele 5, salió una mañana de mediados de junio de 2000 de su despacho al del presdiente de la Audiencia Nacional. Éste, de inmediato, lo remitió al presidente del Tribunal Supremo español, quien a su vez debía hacerlo llegar a la presidenta del Parlamento Europeo, Nicole Fontaine.

Eran los primeros días del mes de julio de 2000 cuando el presidente del Tribunal Supremo español, Javier Delgado, ordenó llevar el suplicatorio del juez Garzón a la oficina del Parlamento Europeo en Madrid, en vez de hacerlo llegar a través del Ministerio de Justicia, como parecía ser la costumbre.

Nunca lo hubiera hecho, porque en su bienintencionado afán de ganar tiempo, el presidente del alto tribunal sólo consiguió alterar el delicado engranaje del mecanismo del procedimiento.

Tan significativa alteración en la inveterada práctica procesal y diplomática no hizo sino excitar el celo y la suspicacia de la funcionaria presidenta del Parlamento Europeo, Nicole Fontaine, quien, sospechando que alguien había actuado de forma inadecuada, decidió, antes que atender al contenido del suplicatorio, consultar a la Representación Permanente de España en Estrasburgo (Reper) acerca del cauce adecuado a través del cual debería haberlo recibido.

Comprendiendo al instante la trascendental complejidad de la cuestión, la alta Representación Española decidió reflexionar durante seis meses antes de abordar la delicada tarea de responder a la presidenta Fontaine. Una respuesta inconveniente tal vez pudiera provocar una catástrofe, pero también había que atender algunas críticas que empezaban a divulgar ciertos medios informativos, más o menos los de siempre.

Fue así que, tras algunas semanas más de vacilaciones, algún sagaz funcionario dio con la solución. La cuestión debería ser dirimida por el Consejo de Estado, si bien por la vía ordinaria, no por la de urgencia. Algunos maledicientes incluso llegaron a sugerir que el Gobierno había paralizado el suplicatorio y ahora trataba de dilatarlo para favorecer la campaña electoral en la que estaba inmerso Il Cavaliere Silvio Berlusconi.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Por fin, a primeros de mayo, el Consejo de Estado dictaminó que el suplicatorio debió de haberse tramitado a través del Ministerio de Justicia. Habría que replantear de nuevo todo el procedimiento.

Anteayer, con Berlusconi ya como próximo primer ministro italiano, y a punto de dejar de ser eurodiputado una vez sea investido -aunque ambos cargos son compatibles en Italia-, Nicole Fontaine escribió al presidente del Supremo español para decirle que no le sirve un suplicatorio que no se tramitó por la vía adecuada.

Ayer, un portavoz de Justicia dijo a este periódico que el ministerio no iba a tramitar un suplicatorio que nadie le había enviado. También ayer, un portavoz del presidente del Supremo dijo que un dictamen consultivo del Consejo de Estado no vincula al Tribunal Supremo. Y cuando les llegue la carta de Nicole Fontaine, 'en función de su contenido, se estudiará la respuesta'.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_