Cantado y bien cantado
Estaba cantado y bien cantado. Casi tanto como cantan los intérpretes populares el auto sacramental, el drama sacrolírico, que se representa, en la Basílica de Santa María de Elche, cada año, desde hace más de seis siglos. La Unesco declaró ayer patrimonio de la humanidad el Misteri d'Elx, una auténtica joya medieval, que los ilicitanos han conservado, a lo largo del tiempo. Cuando así lo anunció el director general, Elche fue un estallido de pólvora, de júbilo y de emoción. Si ya era de todos su palmeral, ahora también lo es la Mare de Déu d´Agost, la Virgen de la Asunción.
La representación del Misteri se resuelve en dos actos: la Vespra que se celebra el 14, y la Festa, al día siguiente, del referido mes. El drama litúrgico, se inicia con la llegada de La María al templo y concluye con su muerte. En este primer acto, la tramoya alcanza toda su espectacularidad, con la aparición del primer artefacto aéreo: una granada o nube escarlata y oro, que desciende de un cielo decorado en lo más alto de la cúpula de la Basílica, con un ángel que recibe el ferviente deseo de que los apóstoles la acompañen en la hora de su muerte. El ángel regresará con el mensaje. Después del canto de los apóstoles, bajará otro aparato, con un coro de potestades, cuatro guitarras y un arpa. Es la recélica o araceli que volverá al cielo transportando una pequeña talla: es el alma de la Virgen.
En el segundo acto, los apóstoles se enfrentan con los hebreos obstinados en profanar el cuerpo de María, hasta que no sólo desisten de su perverso propósito, sino que terminan bautizándose. Descenderá de nuevo el araceli para llevarse el cuerpo representado por la imagen de la Virgen de la Asunción, que se venera en Elche. En su vuelo a la cúpula, un tercer ingenio tripulado por la Santísima Trinidad, le sale al encuentro, para proceder a su coronación. Impresionante. El Misteri d'Elx, su liturgia, textos, tramoya y partituras musicales, se conservan en los consuetas, en los manuscritos, donde se establece la normativa de su puesta en escena. El más antiguo del que aún se dispone, data de 1625. La tradición nos cuenta cómo, mucho antes, apareció, en una playa próxima a Elche, un arca con la imagen de la Mare de Déu y el primer consueta. El destinatario estaba claro: 'Soy para Elche'. Ahora, la Unesco -y todo el pueblo ilicitano- lo ha proclamado patrimonio oral e inmaterial de la humanidad. Que siga, pues, la pólvora y el júbilo.
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