Mi corazón estuvo allá
Queridos amigos:
He esperado hasta última hora que el Gobierno español revirtiera su decisión de exigirnos visa a los colombianos para entrar en España. No lo hizo, y ni siquiera cometió el descuido de contestar la carta con que se lo pedimos un grupo de compatriotas conocidos.
Ésta es la única razón que me impidió estar en la fiesta de los veinticinco años de EL PAÍS, que ya es otro de los buenos vínculos que unen a la América Latina con España, mucho más y mejor que sus gobiernos accidentales. Por fortuna, el corazón no sabe de alcabalas represivas, y el mío estuvo allá, en esa casa que ustedes me han hecho sentir como propia desde el primer día. Con mi abrazo más cordial.
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