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CiU y PNV logran 3.200 millones de donativos anónimos en seis años

CDC vende sin publicidad bonos a través de una entidad bancaria

Año tras año, el Tribunal de Cuentas, el órgano que fiscaliza las cuentas públicas, sitúa entre sus principales recomendaciones la necesidad de regular la financiación privada de los partidos. 'Hay que superar la contradicción existente entre el límite restrictivo de 10 millones de pesetas para las aportaciones procedentes de una misma persona física o jurídica y la regulación de las aportaciones anónimas', señala en su informe correspondiente a 1998, entregado a las Cortes en febrero de 2001.

El PNV y CiU son las formaciones que declaran un mayor número de donativos anónimos, que empezaron a declararse ante el Tribunal de Cuentas a principios de la década de 1990: en torno a 1.600 millones de pesetas cada uno en los seis últimos ejercicios fiscalizados -de 1993 a 1998-. Les sigue a considerable distancia el Partido Popular (PP), que a pesar de ser un partido de ámbito nacional ha declarado haber recaudado unos 600 millones de pesetas en el mismo periodo.

Opacidad

Ninguna otra formación llega a 100 millones de pesetas -el PSOE dice que ha obtenido unos 70 millones procedentes de donativos anónimos-. Tradicionalmente, la entrega de dinero a los partidos sin que conste la identidad del donante ha sido vista con muchas suspicacias por los partidos de izquierda, por su opacidad y por abrir la puerta a posibles situaciones de clientelismo.

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Los 1.675 millones levantados por el PNV entre 1993 y 1998 proceden de varias campañas realizadas por el partido, y la mayoría de estos fondos ha sido depositada en cuentas específicas, como marca la ley. En la mayoría de ejercicios el PNV justifica las cantidades recaudadas de donantes anónimos como consecuencia de las mismas campañas: la construcción de la nueva sede central del partido y la celebración del centenario de su fundación.

CiU, por su parte, suma 1.636 millones de pesetas de donantes anónimos. De éstos, 1.004 han sido conseguidos por Convergència Democràtica (CDC), el partido de Jordi Pujol, y 632 por Unió Democràtica (UDC), la formación de Josep Antoni Duran, que dispone de una cuenta en La Caixa para estos donativos.

CDC es la formación que utiliza un sistema más sofisticado para canalizar este tipo de aportaciones: una entidad bancaria, que el partido se niega a concretar, ofrece bonos de ayuda de 5.000 y 25.000 pesetas cada uno. Convergència no hace ninguna publicidad de estos bonos, pero le reportan cada año decenas de millones de pesetas: 102 en 1993 -el primer año que se vendieron-, 123 en 1994, 176 en 1995, 108 en 1996, 247 en 1997 y 246 en 1998.

El resto de partidos catalanes no declara donativos significativos de origen desconocido. Precisamente para combatir este tipo de ingresos, el presidente del PSC, Pasqual Maragall, impulsó en la última campaña electoral cenas con empresarios a 100.000 pesetas el cubierto, en las que el nombre de todos los donantes quedaba registrado.

De las cuentas del PP catalán, por otra parte, nadie sabe nada: de un lado, el partido se niega a informar sobre los datos de su presupuesto. Del otro, los datos de la estructura regional de Cataluña tampoco aparecen hasta ahora en los informes del Tribunal de Cuentas. En cambio, dichos trabajos sí que incluyen los presupuestos de otras delegaciones regionales del partido, como la de Andalucía, Asturias, Galicia, Madrid, Murcia y la Comunidad Valenciana.

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