Buenos deseos
De penosa y triste, por lo menos, se me ocurre calificar la carta de don Íñigo J. Ortiz de Urbina, publicado el pasado martes en estas páginas.
Para ser empresario, no me parece un águila precisamente, porque con esas líneas, con premeditación o sin ella, ese señor no hace sino echar leña al fuego. Pues, amén de poner como malos de la película al PSE y Partido Popular (es decir, a los que ponen las víctimas), hace afirmaciones que debería demostrar, como la de que tiene a un familiar exiliado por ideas. ¿No estará, simplemente, huido de la justicia?
Pero qué bueno y qué sencillote es don Íñigo que, desde Sevilla, sigue amando a su tierra y que para ella quiere paz, libertad y concordia. ¿Y los demás no lo quieren?
Es tan bueno que ni siente animadversión contra ETA, a pesar de los disgustos y amenazas sufridos por su empresa. ¿Serán ciertos?.
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