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LA CRÓNICA | Soledad Gallego-Díaz
Columna
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Unas elecciones tristes y monocordes

Ni barullo, ni caravanas, ni música, ni ocurrencias en las intervenciones de los líderes políticos

Margarita Nájera, alcaldesa socialista de Calvià (Baleares), nacida en Bilbao, empezó ayer su intervención en el mitin del PSE hablando de la fiesta que suponen en su pueblo unas elecciones y de lo difícil que le parecía todo en el País Vasco y, de repente, las personas presentes en la sala del hotel Ercilla, concejales y alcaldes, tanto vascos como llegados de otros puntos de España, coincidieron con ella: estas elecciones, en Euskadi, son tristes.

La campaña electoral vasca no tiene nada que ver con la escenografía festiva de las elecciones en otras zonas de España y del mundo. Ni barullo, ni caravanas ni música por las calles de los pueblos, ni juegos de palabras u ocurrencias en las intervenciones de sus dirigentes. En esta campaña, en el País Vasco, nadie ha gastado una broma o ha hecho un chiste. Nada que ver con las elecciones de 1998, en plena tregua de ETA.

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Es muy lógico, porque desde entonces han sido asesinadas muchas personas y porque más de la mitad de los políticos vascos que intervienen en ella (socialistas y populares) están ahora amenazados de muerte. Pero aun así, parece que los electores agradecen un poco de humor, aunque sea negro: lo que más aplausos provocó en el mitin del PSE fue la naturalidad con la que el alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, se atrevió a tomar el pelo al candidato del PNV: 'Al llegar he visto un cartel con la foto de Ibarretxe que decía, muy en grande, Bai. Sí. Estoy de acuerdo, digamos bye bye a un presidente de una comunidad a quien le han asesinado al portavoz de la oposición, al que le han matado a los concejales de oposición y que aún se atreve a decir Bai. Sí, Bye Bye, señor Ibarretxe'.

La intervención irónica y mitinera de Francisco Vázquez tiene poco que ver con el tono habitual de esta campaña y de los candidatos en liza, todos ellos dueños de una imagen poco risueña. Los mensajes electorales son también circunspectos. El PNV no se ha movido un ápice de la estrategia monocorde con la que empezó, mientras que los socialistas, e incluso los populares, dudan sobre si merece la pena introducir cambios.

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Algunos expertos del Partido Popular, por ejemplo, temen el posible efecto contrario de una imagen negativa de la sociedad vasca. 'Una parte de esta sociedad no quiere ni oír la palabra enfrentamiento, pero tampoco quiere que se le diga que tiene que reaccionar para evitarlo, no quiere que se le exija que tome decisiones', explica un sociólogo y analista electoral del PP.

La idea de moderar el mensaje popular se ha instalado en un sector del partido, mientras que otro, más cercano a la secretaría general, defiende la línea mantenida hasta ahora y propone, incluso, intensificarla. El candidato, Jaime Mayor Oreja, por su parte, ha decidido centrar más sus críticas en el PNV y en Ibarretxe, y ofrecer una imagen más moderada de un eventual Gobierno popular, comprometido en la defensa del euskera y la cultura vasca. Mayor quiere también insistir en las ventajas económicas que significaría un Gobierno PP-PSOE, con la posibilidad de negociar sin barreras ni suspicacias con Madrid, pero reconoce que ésta es una campaña monotemática, en la que resulta prácticamente imposible hablar de otra cosa que no sea la erradicación de la violencia y de la lucha callejera.

El candidato socialista, Nicolás Redondo, reonoció ayer, por su parte, que algunos de sus amigos le aconsejan 'no dramatizar'. La verdad es que el mensaje del candidato socialista ha sido bastante moderado y que, según pasan los días, se acentúan más la oferta de mediación, centralidad y respeto a los votantes nacionalistas que las aristas de la crítica. Son otras personas, no Redondo, las que mantienen una línea más dura y un mensaje más ácido. Por ejemplo, Ana Urchueguía, militante socialista de toda la vida y alcaldesa de Lasarte, el pueblo en el que ETA asesinó el pasado mes de marzo al concejal Elespe. Urchueguía dejó entrever su indignación: 'Nosotros no nos vamos a ir, así que, ¿qué pasaría el día 13 si el PNV siguiera en el poder? ¿Tendremos que seguir así? Esta sociedad no puede ser tan ingrata'.

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