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Elecciones en el País Vasco

Redondo asegura que nunca 'financiará ni permitirá 'udalbiltzas' si llega al Gobierno

El PSE-EE disputa dos escaños al PNV y opta por moderar sus ataques a los nacionalistas

El anhelo de cualquier alcalde es gestionar los presupuestos de la mejor manera. En Euskadi, en cambio, el municipalismo, como resaltaron ayer en Bilbao alcaldes y ediles socialistas de toda España, se ha convertido en la 'infantería democrática contra el fascismo' de ETA. En Zumárraga, donde se han quedado ya sin concejales-soldados. En Rentería, donde les han chamuscado su casa del pueblo. En buena parte de los municipios de Guipúzcoa, de los que primero fueron 'excluidos' por la entente PNV-EA-EH y por donde ahora todos pasean escoltados por imperativo de las armas.

Y el alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, lo pilló al vuelo. Tomó la palabra para recordar cuando él venía de visita, en 1977, a ver a la Margen Izquierda a un compañero liberado de Portugalete apellidado Egibar. 'Entonces mirábamos para atrás y ahora, 22 años después, sigo mirando para atrás. Antes ibas a la cárcel, pero ahora te pegan un tiro unos cobardes', dijo, subrayando la diferencia entre la vida y la muerte.

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Redondo agradeció el 'compromiso ético' de sus ediles en Euskadi, el mismo que, dijo, demostró el socialista Julián Besteiro frente a la entrada de los nacionales en Madrid cuando dijo: 'No me puedo ir de aquí porque me han votado muchas personas tantas veces que me encontrarán aquí los que vienen a asaltar Madrid'. Para arroparles, los compañeros llegados de todas las autonomías -estuvo, aunque en silencio, hasta Odón Elorza- se dividieron por pueblos y repartieron rosas por las calles. Y se comprometió a recuperar la 'unidad democrática' en caso de ser lehendakari, no para hacer concesiones a ETA, 'el gran error de los nacionalistas', sino 'para batirla y ganar al fascismo que representa'.

El resultado de una encuesta del PSE-PSOE otorga a los socialistas entre 15 y 16 escaños, aunque en dura pugna con el PNV por dos parlamentarios en Álava y Guipúzcoa. Esta situación fortalece la tesis socialista de que tienen que moderar su discurso de manera que los ataques al PNV no se confundan con una actitud agresiva hacia los ciudadanos que se sienten nacionalistas.

Lo que algunos dirigentes del PSOE quieren del esperado acto de hoy de Felipe González en Barakaldo, tras la espectacular acogida del público la semana pasada junto a los socialistas europeos, y del de mañana de José Luis Rodríguez Zapatero, es que defiendan las señas de identidad vascas. Que los 'matices' que vienen asomando en la campaña entre los discursos de Javier Rojo y Rosa Díez y los más 'templados' de Zapatero sirvan como guiños a los nacionalistas para acabar con la 'deriva soberanista del actual PNV' y posibilitar ese 'entendimiento entre nacionalistas y no nacionalistas' que ayer reivindicó Redondo.

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Todo sin bajar la guardia en la defensa de la libertad, algo que les coloca junto a los populares. Un papel que cumplió con maestría y vehemencia la alcaldesa de Lasarte, Ana Urchueguía, en el acto de Bilbao. 'Estamos secuestrados, sin libertad, y la sociedad lo está permitiendo, parte de la sociedad es cómplice de que se asesine a sus cargos', clamó apuntando a la falta de calor y cobijo que populares y socialistas perciben en el PNV y EA ante la ofensiva de ETA.

La encuesta otorga al PNV entre 27 y 29 escaños; al PP 20-21; al PSE 15-16; a EH entre 9 y 10 y a IU entre 1 y 2. La dirección socialista constata cierta 'esquizofrenia' de su electorado. Los socialistas se dividen entre quienes no quieren saber nada del PNV y están dispuestos a unirse al PP y los que quieren ver al PNV fuera del Ejecutivo pero consideran erróneo no contar con el partido más votado. Miembros de la ejecutiva señalaron con alivio que este electorado se ve reflejado en las tesis del PSE expresadas de manera diferente por sus líderes. Redondo en el centro, según la ejecutiva, y otros políticos vascos en los extremos.

De izquierda a derecha: Alfredo Sánchez Monteseirín, Patxi López, Nicolás Redondo, Gemma Zabaleta y Manuel Huertas.
De izquierda a derecha: Alfredo Sánchez Monteseirín, Patxi López, Nicolás Redondo, Gemma Zabaleta y Manuel Huertas.SANTOS CIRILO

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