Glaciares en San Sebastián
Las casas de cultura proyectarán la aventura de un cámara donostiarra en tierras de Alaska
'Parte de nuestro espíritu se quedará para siempre en estas tierras majestuosas'. Esta frase pone el punto y final a Alaska, tierra y silencio, el vídeo-documental que un cámara donostiarra y tres amigos grabaron en junio de 2000 en ese remoto punto del planeta, que ayer se proyectó en el Aquarium donostiarra y que seguirá su viaje en el futuro por las casas de cultura de la capital guipuzcoana.
Los protagonistas de esta aventura son Terry Fernández, un cámara con empresa propia que se dedica a grabar vídeos industriales y de boda, y Agustín Zulueta, Iñaki Martínez y Laureano Widler, miembros de la Copa América de vela, quienes en 1997 ya hicieron sus pinitos en el monte africano de Kilimanjaro, para dar el salto el año pasado al continente americano.
Tras visitar la capital de Alaska, Juneau, la pequeña expedición se dirigió a Skagway, 'la famosa ciudad que hace un siglo reunió a los más valerosos buscadores de oro' y que le sirvió de punto de aprovisionamiento para emprender el paso Chilkoot, un 'arriesgado' trayecto que recorrieron a pie 'emulando a los antiguos aventureros', tal y como recordó ayer el regatista Agustín Zulueta.
Cumplido este primer objetivo, los cuatro aventureros se trasladaron al parque y reserva natural de Glaciar Bay, en la costa oeste, un fiordo en forma de Y, de 104 kilómetros de longitud, con más de seis cadenas montañosas y más de cien glaciares. 'El lateral derecho no es accesible para barcos, por lo que nos adentramos en nuestros dos kayaks (piragüas) en sus aguas, que bajo una apariencia tranquila esconden peligrosas corrientes', relató por su parte el cámara de la expedición, que llegó hasta el 'desafiante' Glaciar Mc Bride.
Inmersos en estos inhóspitos pero bellos parajes, los cuatro amigos disfrutaron y recogieron en imágenes los movimientos de los animales que habitan el lugar, como el lobo, el oso, la 'agresiva' gaviota, el águila calva o la tímida ballena, difícil de ver, según rememoró Fernández.
La mayor dificultad a la que tuvo que hacer frente la expedición fue la adversa meteorología. Y es que, a pesar de que era junio, el mal tiempo obligó a los cuatro amigos a permanecer cuatro días metidos en sus tiendas de campaña. No es de extrañar, por tanto, que los habitantes de Alaska, que se dedican sobre todo a la pesca y la minería, aprovechen los meses de verano. 'En esa época trabajan a destajo, hasta 18 o 19 horas al día, sin apenas tiempo para dormir, porque en invierno es muy duro', relató el cámara.
Estas y otras costumbres fueron conocidas por los aventureros a lo largo de los 20 días que duró la expedición, que ha quedado plasmada en 42 minutos de película. El viaje y la producción del vídeo-documental ha contado con la ayuda económica del Ayuntamiento de San Sebastián y con la esponsorización de varias marcas de ropa, aunque el grueso de los gastos de la aventura ha corrido a cargo de los propios expedicionarios.
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