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LOS ANGELES TIMES | REVISTA DE PRENSA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Arrogancia multiplicada

Las empresas telefónicas regionales de Estados Unidos acordaron hace cinco años abrir sus redes de telefonía a la competencia a cambio de poder entrar en el mercado telefónico de llamadas de larga distancia. Eso fue entonces. Hoy todavía controlan el 95% del mercado de las redes locales y, como todos los monopolios, mantienen a sus clientes con facturas cada vez mayores. Despliegan un aluvión de maniobras legales y obstáculos técnicos para impedir que otras compañías puedan ofrecer servicios de Internet veloz (DSL) utilizando sus redes.

La ley norteamericana que regula las telecomunicaciones y que pretendía liberalizar la telefonía local claramente no se ha cumplido. No parece que la situación fuera a arreglarse permitiendo mantener el monopolio como incentivo para realizar la inversión necesaria para el desarrollo de las redes de larga distancia que soportan los servicios de DSL. De hecho, estas empresas regionales controlan ya al menos el 75% del mercado de Internet veloz. Sirviéndose de la fuerza del monopolio, han impedido que la competencia entrara en su mercado. Las multas por retrasar o negar servicios a los proveedores de Internet independientes o por robarles la clientela son tan insignificantes que estas compañías las consideran ya parte de los costes del negocio.

Exigir por ley la liberalización del mercado de las redes locales no ha sido suficiente incentivo para romper el monopolio, por lo que es de suponer que ocurra otro tanto con la liberalización de los servicios de DSL.

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Los Ángeles, 27 de abril

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