La primera casa andaluza
Un museo de Vera construye una cabaña de la Edad del Cobre con idénticos materiales que en la prehistoria
Resulta difícil imaginar que, entre chalet y chalet, y muy probablemente debajo de ellos, en el área que hoy supone el expansionismo urbanístico de Vera (Almería), a 50 kilómetros de la capital, naciera la primera Edad de los Metales en la Península Ibérica. Lo cierto es que la sociedad que se desarrolló en este territorio almeriense hace 5.000 años decidió establecerse en poblados permanentes para el control y aprovechamiento del medio natural.
Fue así como surgieron las primeras viviendas de una arquitectura sólida, de planta circular y que conformaban conjuntos de aldeas o poblados con un plan preurbano, y como se conformó también una de las culturas más importantes de la prehistoria: la de Los Millares.
Uno de los poblados de aquella época, ubicado hoy donde los chalets afloran a un ritmo trepidante, Fuente Álamo, cuenta por vez primera y, como experiencia única en toda Andalucía, con un testigo material de lo que pudo ser el cobijo estándar en la época. Tras las excavaciones arqueológicas realizadas en 1986 y 1999, el etnoarqueólogo Domingo Ortiz y el investigador Mariano Sánchez se han encargado de culminar la recreación de una cabaña basada en un zócalo de piedra hallado en el lugar durante los trabajos arqueológicos.
Los dos estudiosos han reflejado a través del Plan PREPARA (Programa de Recuperación Etnográfica, Patrimonial, Arqueológica y Restauración Arquitectónica) del Museo Histórico de Vera cómo era la vida cotidiana del ser humano hace 5.000 años, basándose en esta cultura que existió 3.000 años a.C.
La cabaña, construida a imagen y semejanza de los restos encontrados, cuenta con unos 4,8 metros de diámetro y todos los utensilios habituales en ella, con réplicas arqueológicas de cerámica y herramientas de piedra basadas también en los materiales aparecidos y realizadas por Mariano Sánchez.
Arcos, flechas, hachas, utensilios de corte, un lecho y hasta una doble altura para aprovechar el espacio se reparten en el habitáculo. 'Lo de la compensación de la altura no es demostrable arqueológicamente, pero sí etnológicamente', explica Ortiz. 'La idea, unida a los paneles explicativos con dibujos realizados por el ilustrador del Helms Museum de Hamburgo Emilio Sánchez, es la de asomarnos a la historia, a los paisajes y a la vida cotidiana de aquellos pobladores como museo vivo', añade el historiador.
La recreación también dedica una monografía a la economía del esparto en la prehistoria. A través de calzado, recipientes, cuerdas, vestidos, telas y tejidos de esta fibra vegetal se pueden contemplar los diferentes tipos de trenzados primitivos cuyas pervivencias son fácilmente detectables en nuestros días. 'Lo que hemos intentado es que los datos de los análisis y las conclusiones sean interpretados en claves de comprensión visual, mediante el material gráfico, las reconstrucciones y réplicas de los objetos arqueológicos originales, para facilitar la comprensión del discurso y de la realidad de aquella cultura', apunta Ortiz.
La cabaña de Los Millares es el primer paso para la creación de un parque temático en torno a la etnoarqueología que estará ubicado allí donde ahora sólo hay urbanizaciones con chalets y dúplex, y un día, hace 5.000 años, sólo hubo poblados y aldeas con cabañas dispersas e independientes rodeadas de murallas.
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