La economía de EE UU rompe previsiones y crece el 2% en el primer trimestre

Fue una jornada de noticias felices, e inesperadas. El dato sobre crecimiento económico publicado por el Departamento de Comercio es aún provisional, y habrá que esperar al próximo 25 de mayo para disponer del cuadro macroeconómico definitivo. Pero, aun contando con un margen de error, queda claro que la economía prospera a un ritmo más rápido que en el cuarto trimestre de 2000 y que lo peor de la crisis ha quedado atrás.

Cuando se conoció el crecimiento, justo en la apertura de las bolsas, los indices se dispararon: el Dow Jones subió un 1%, y el Nasdaq, un 2%. En las horas siguientes el ritmo bursátil aminoró, pero mantuvo el tono positivo.

El economista jefe de Merrill Lynch, Bruce Steinberg, redactó un informe de emergencia en el que destacó que sólo una caída brusca del consumo interno, provocada por el aumento del desempleo, podría empeorar las perspectivas para el resto del año. Si el mercado laboral es capaz de encajar los despidos masivos anunciados por varias grandes compañías, 'el crecimiento debería mantenerse en torno al 2% en el segundo y tercer trimestres de este año, podría ascender al 3,5% en el cuarto y rondar el 4% el año próximo', según Steinberg.

Según ese escenario, la crisis de los últimos meses habría sido, como calculaba Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal estadounidense, un problema temporal causado por el exceso de inventarios, corregido en cuanto las empresas van adaptándose a un ritmo económico menos desbocado que el de los últimos seis años.

La clave del crecimiento en el primer trimestre fue, según las cifras provisionales avanzadas ayer, el consumo de las familias, que subió un 3,1%, frente al 2,8% de finales del año pasado, y muy especialmente la adquisición de bienes duraderos, que en diciembre se redujo un 3,1% y en estos tres meses ha subido un 2,6%. El rápido descenso de los tipos de interés impulsado por la Reserva Federal desde enero, con el fin de animar el gasto, ha tenido un indudable impacto psicológico sobre los consumidores.

El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, se unió al optimismo y declaró en Washington que no creía que Estados Unidos entrara en recesión. 'Me preocupa más la tasa de crecimiento en Japón', dijo Wolfensohn, 'pero espero una recuperación gradual a partir del año próximo'.

Alan Greenspan, en una conferencia transmitida por satélite desde Washington a una convención bursátil en West Virginia, afirmó a su vez que la productividad de los trabajadores estadounidenses seguía mejorando, pese a la reducción del crecimiento económico. La productividad (la cantidad de producción por hora de trabajo) ha sido la clave del fenomenal despegue de la economía de Estados Unidos en la pasada década, y se ha basado en una inversión masiva en ordenadores y equipamiento tecnológico.

La mejora de la productividad, recordó el presidente de la Reserva Federal estadounidense, 'ha permitido pagar mejores salarios sin que aumentaran los precios, incrementar los beneficios de las empresas y los ingresos domésticos y, finalmente, mejorar de forma sostenida la recaudación fiscal'. Greenspan opinó que esa tendencia se mantiene y que, por tanto, la salud presupuestaria no muestra signos de empeorar.