Sin la indemnización del accidente y sin sus tres hijos
Una tetrapléjica ve esfumarse su indemnización de 150 millones y tiene que dar a sus hijos en acogida
Los ojos claros de Bernadeta Lewandowska, tetrapléjica de 36 años, se empañan de tiernas e impotentes lágrimas cada vez que aflora en ellos el recuerdo de sus tres hijos, de 11, 4 y 3 años. El pasado febrero, ella y su marido, Andrzej Staszczak, de 40 años, decidieron entregarlos temporalmente, en calidad de acogimiento, a una familia sin hijos 'de un pueblo de Toledo'. Pensaron que era mejor apartar a los críos del sufrimiento y de la penuria económica que invade la minúscula casa que les ha cedido en alquiler la Junta de Castilla-La Mancha mientras la justicia busca los 150 millones de pesetas que supuestamente les robó un afamado abogado de Segovia.
El matrimonio sufrió un terrible accidente de tráfico en 1992. Andrzej dio una cabezada al volante en una carretera de la provincia de Navarra y la espina dorsal de Bernadeta se partió en dos. La compañía de seguros del vehículo, para evitar el juicio, decidió indemnizar a Bernadeta con 150 millones de pesetas. El abogado que le llevó el pleito, Luis Alberto Pinillos Mora, cobró por ellos la indemnización y les prometió sacarle rentabilidad.
Tras haberles entregado al principio 12,5 millones, Pinillos les abonó durante unos tres años pequeñas cantidades mensuales (en torno a 400.000 pesetas). Pero, en 1996, el abogado falleció y se llevó a la tumba el paradero de 150 millones que, según los cálculos de la investigación judicial, aún les adeudaba.
El juez de Madrid que investiga desde entonces el paradero del dinero, Tomás Martín, del Juzgado 33, sabe de la penuria de esta familia. Pero su trabajo está resultando arduo. En la búsqueda del dinero, se ha topado con una maraña de testaferros y de complejas operaciones financieras que ocultan el rastro de los millones desaparecidos. Pese a las trabas, el juez ha procesado a la esposa del abogado, María Luisa Lorenzana Tejeiro, a los seis hijos del matrimonio y a dos supuestos socios del fallecido. Les imputa delitos de estafa, apropiación indebida, falsedad y alzamientos de bienes. Las artes del malogrado abogado fueron nefastas desde el principio, pues contó a Bernadeta que la indemnización dada por la compañía aseguradora era de 125 millones cuando en realidad era de 150 millones.
José Miguel Ayllón, abogado de este matrimonio, exigirá en el juicio fuertes penas de cárcel para los procesados. 'Hay movimientos de dinero que se han efectuado tras la muerte de Pinillos', señala Ayllón, presidente de la Asociación Nacional de Víctimas de Delitos Violentos. La policía judicial ha destapado que, ciertamente, hay trasvases de dinero desde la cuenta del abogado fallecido hacia empresas en las que participaba. 'Cuando vimos que dejaba de llegar el dinero mensual', cuenta Bernadeta a EL PAÍS en su casa de Toledo, 'llamamos para ver qué pasaba. Su mujer nos dijo que había fallecido. Le preguntamos por el dinero y nos dijo que ella no quería saber nada de las cuentas de su marido'.
Las palabras telefónicas de la esposa de Pinillos fueron un mazazo para este matrimonio de inmigrantes polacos. Y, para desesperación de Bernadeta y su marido, las pesquisas judiciales se están dilatando de forma proporcional al crecimiento de sus deudas. 'La justicia es lenta, muy lenta, pero espero que sea justa', dice Bernadeta. Desde su lecho, percibe como nadie el lento paso de los años y la difícil y hasta el momento infructuosa lucha del juez. Tan infructuosa que ha tenido que desprenderse, al menos temporalmente, de la única cosa que le hacía sonreír y llorar, los niños. 'Moral y emocionalmente estoy agotada; no puedo más', explica Bernadeta. Ni ella ni Andrzej querían que sus hijos conviviesen con la amargura de la necesidad. 'Me han robado la vida y las ilusiones', apostilla Bernadeta entre sollozos.
Este periódico intentó ayer, sin éxito, hablar con la esposa de Pinillos. No obstante, y según fuentes jurídicas, casi todos los inculpados han declarado ante el juez que ignoran el paradero del dinero y el destino que le dio Pinillos. Antes del accidente, Andrzej trabajaba en una granja de Segovia ('fue el patrón quien me habló de que Pinillos me podía llevar el caso', comenta Andrzej) y ella, en jornadas nocturnas en un bar.
El niño de tres y el de cuatro años los alumbró Bernadeta después del accidente, cuando la tetraplejia ya se había apoderado de su cuerpo. Para los médicos de Toledo que la atendieron en sendos partos fue todo un acontecimiento. Bernadeta recuerda 'con alegría' aquellos momentos, cuando, pese a su inmovilidad, al menos le quedaba la ilusión de que llegaría la indemnización y dispondría de medios para que sus hijos viviesen dignamente.
Ahora, sin embargo, al dolor de verse casi inmóvil y postrada sobre una cama (sólo puede girar la cabeza, hablar y mover ligeramente la muñeca derecha) se suma la rabia de quien ve cómo se esfuma aquel sueño por.que ni ella ni su marido pueden trabajar. 'Yo sí tengo manos para trabajar, pero si salgo de casa, quién cuida de ella', apunta Andrzej. Sin él, Bernadeta ni siquiera puede hacer sus necesidades.
Hace dos meses, Bernadeta lo pasó especialmente mal. 'Llegó un telegrama de Polonia diciendo que mi madre había muerto, y yo no pude verla por última vez', dice con congoja en la garganta. 'No teníamos dinero para ir, y en coche habríamos tardado dos días. Mi única familia está a 3.000 kilómetros'.
Ahora, Bernadeta y su marido se aferran con ahínco a dos sueños: que llegue el final del curso para que vuelvan a casa sus tres vástagos ('no los hemos dado en adopción, los tiene acogidos una familia', subrayan) y que el juez desentrañe el rastro del dinero y pueda recuperar para los críos los 130 millones que Bernadeta y Andrzej nunca llegaron a ver.
Una televisión y libros
Desde el accidente, Andrzej apenas se aparta de la cama de su esposa. El matrimonio malvive con la pensión de invalidez de ella, unas 100.000 pesetas. 'Entre el alquiler, la luz, el gas, se va casi todo el dinero', afirma él. Cuando recibían sin problemas las 400.000 pesetas que les remitía el abogado, compraron a plazos cuatro colecciones de libros y una televisión para ella. Nunca pensaron que un día no podrían pagar los plazos, que la editorial les demandaría y que un juez ordenaría el embargo de los escasos bienes que poseen.
'Sólo tenemos una televisión, los libros y tres muebles', cuenta Andrzej. 'Todas las mañanas me levanto pensando si éste será el día en que vengan a embargarlo', añade. Pero a Bernadeta le preocupan más las deudas que el matrimonio contrajo tras el accidente. 'Hubo amigos que nos prestaron dinero mientras llegaba la indemnización y no hemos podido pagarles'.
'Los niños siempre han estado bien atendidos, nos hemos quitado el pan de la boca para dárselo; pero creemos que lo mejor para ellos es que estén en otro lugar mientras esto se soluciona', cuenta Andrzej.
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