El corredor verde del Guadiamar se convierte en un modelo de restauración ambiental en Europa

La limpieza de lodos tóxicos, procedentes de una balsa minera que pertenecía a Boliden en Aznalcóllar (Sevilla), y la restauración de la zona afectada ha costado alrededor de 40.000 millones de pesetas, aportados por la Junta de Andalucía (27.000 millones), el Gobierno central (8.000) y la empresa minera (8.000). Una parte de los fondos autonómicos se destinó a la expropiación de fincas contaminadas y que hoy conforman la superficie del corredor verde.Tres años después, políticos, científicos y ecologistas coinciden en destacar la eficaz tarea de restauración de la cuenca del Guadiamar, que ofrece ahora una estampa casi impensable en los días posteriores al vertido.

El corredor verde, impulsado por la Junta para reparar los daños de la riada tóxica y que goza del respaldo de la comunidad científica y ecologista, está sirviendo de modelo en otros países europeos por su participación pública y la filosofía de la restauración. El presidente Manuel Chaves, que ayer visitó la zona, se ufanó de la 'operación de rehabilitación y recuperación medioambiental más importante que se ha realizado en Europa'.

Después de reconocer que la catástrofe de Aznalcóllar constituyó 'uno de los puntos negros' de su etapa como presidente andaluz, aseguró que las actuaciones correctoras son también de las que 'me siento más orgulloso'. Chaves recordó que las obras comenzaron rodeadas de la 'incomprensión' de políticos y conservacionistas, pero que los resultados evidencian que se ha reparado el vertido, aunque persistan 'mínimos' efectos por la contaminación de metales pesados. Los focos de contaminación se concentran en las cercanías de la balsa minera y son residuales, según el coordinador de los equipos científicos del corredor, Carlos Montes.