EL ALMA RUSA Y EL FLAMENCO
Anteayer por la noche, el cineasta ruso Andréi Konchalovski, después de saludar desde el escenario del Teatro Real de Madrid tras el estreno de la ópera Guerra y paz, de Prokófiev, que dirigió, se fue al vecino tablao Café de Chinitas y allí estuvo hasta altas horas de la madrugada dando bravos y palmas a los bailaores. Chinitas, que tiene en la solera de su tarima las huellas de figuras como Manuela Vargas o Merche Esmeralda, y voces como la de José Mercé en sus comienzos, le mostró al gran director ruso dos nuevos valores con personalidades muy fuertes: Juan Andrés Maya y María Paz Lucena, que bordaron unas alegrías y otros palos tanto solos como en pareja. Konchalovski (que prepara su primer guión de tema español sobre Hernán Cortés), eufórico y conmovido, fue el último en irse y dijo: 'No está tan lejos el alma rusa del alma española. Es fascinante por lo auténtico y lo venal. Es un arte de sangre y deseo. Así se entiende que lo español, a través del flamenco, y lo ruso se acerquen en lo irreflexivo y pasional'.
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