Escasa participación en la protesta contra el PHN
La Plataforma para la Defensa del Ebro (PDE) se tomó con calma el inicio de la concentración permanente que desde ayer mantiene ante la sede de la Delegación de la Generalitat en las tierras del Ebro, en Tortosa. Una treintena de personas acudieron a lo largo del día a la concentración que se pretende mantener mientras dure la tramitación parlamentaria del Plan Hidrológico Nacional (PHN), proyecto que prevé el trasvase de 1.050 hectómetros cúbicos del Ebro. Los organizadores achacan la poca participación a que por delante tienen muchos días -dos meses- y a que de momento sólo son 200 los que se han apuntado a participar en la protesta.
Dos de los portavoces de la plataforma, Ángel Aznar y Montse Castellá, organizaban ayer el despliege a las 9.45 horas de la mañana, junto con tres personas más. Desplegaban un par de pancartas en las que se leía el habitual Transvasament, no e instalaban unos grandes tubos de plástico frente a la sede de la delegación. Los tubos, pintados de color azul, simbolizan las futuras tuberías de hormigón que se llevarán el agua hacia el sur y hacia Barcelona. El encadenamiento anunciado de los concentrados quedó reducido a un acto simbólico en que el que los manifestantes, mediante tubos pequeños, se entrelazaron con el de la pared, de mayor tamaño, en una alegórica oposición al PHN.
A lo largo del día, fueron apareciendo nuevas ideas. Así, se colgó un panel para ir marcando cada uno de los días de la mobilización con alguna inscripción. La reseña del primer día rezaba: Sant Honorable, en clara alusión a la festividad del día. También se habilitó un libro para que las personas que acudían, vecinos y turistas, dejaran sus dedicatorias.
La protesta está concebida como un escenario permanente donde la prensa pueda ir a coger reacciones ante el día a día de la tramitación del PHN en el Congreso y en el Senado. El delegado de la Generalitat y alcalde de L'Ampolla, el convergente Francesc Sancho, llegó al lugar poco antes de las dos de la tarde y con coche oficial. Bajó con cara sonriente, pero los presentes pronto demostraron que tenían ganas de bromear. 'Queremos políticos dignos, no compensaciones', le gritaron mientras entraba en la delegación. Sancho se marchó alrededor de las tres de la tarde y ya no volvió, consciente de que pasará por la misma situación muchos días.
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