Ruanda: el ejemplo belga

En el Palacio de Justicia de Bruselas (...) 12 jurados belgas juzgan a cuatro súbditos ruandeses. (...) El demandante no es el Gobierno belga, sino los supervivientes y parientes de víctimas refugiados en el país. No obstante, el Gobierno belga considera que su justicia tiene la competencia necesaria por ser los acusados sospechosos de lo que el derecho internacional denomina 'crímenes internacionales'. Comparecen no por genocidio, sino por violación de la Convención de Ginebra (crímenes de guerra).

Se diría que Bélgica, antigua potencia colonial en Ruanda, tiene un gran valor permitiendo que este proceso se lleve a cabo de esta manera, (...) pero el caso es que ya ha demostrado que no tiene miedo de remover el pasado. (...) Fue el actual primer ministro, Guy Verhofstadt, quien realizó el admirable informe del Gobierno belga de 1997 sobre las responsabilidades del país frente al genocidio ruandés.

(...) El proceso de Bruselas se enmarca dentro de la ola de procesos que se llevan a cabo en diversos lugares de Europa. (...) Bélgica da prueba de una evolución todavía vacilante en la escena internacional (contra la que se combate en diversos lugares en nombre de la soberanía nacional) que conduce al fin de la inmunidad para aquellos que han participado en crímenes de estado y han encontrado refugio fuera de sus fronteras. En estos tiempos de globalización, nos sorprendería tener que admitir la competencia universal de las justicias nacionales contra la delincuencia internacional. (...) En este sentido, el proceso de Bruselas está siendo ejemplar.

París, 20 de abril